Calor extremo y violencia: ¿hay relación?

El calor va en contra de los días tranquilos. Basta con salir a la calle y ver que la cortesía vial es un cuento. La conducta se agrava hacia episodios violentos. La Lic. Gabriela Casco Bachem, psicóloga, nos dice por qué sucede.

1. ¿Hay estudios acerca de la violencia y el calor?

- Irritabilidad, mal humor, confusión y desánimo son algunas de las emociones negativas que se intensifican cuando sufrimos temperaturas superiores a los 35ºC.

Es algo que ya se ha medido: cuando aumenta la temperatura, aumentan también las microagresiones.

La expresión “me hierve la cabeza”, “esto me enerva” y otras señalan cómo la sensación de rabia y malestar emocional están asociadas a un aumento de la temperatura literal.

El malestar corporal no solamente es subjetivo sino objetivo, medible, lo cual altera también el estado emocional.

Cuando aumenta la temperatura aparecen más insultos en plataformas como X, más bocinazos en las calles, más suicidios y feminicidios, especialmente los fines de semana, cuando el clima incrementa el consumo de bebidas alcohólicas.

Las olas de calor coinciden con el aumento de asesinatos, violaciones, robos y asaltos.

En Estados Unidos, por ejemplo, en los días con temperaturas 5 o 10 grados por encima de lo normal, los sucesos violentos aumentan entre el 5% y el 10%.

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El calor extremo y las emociones

2. ¿Qué le ocurre al cerebro cuando las temperaturas son extremas?

- El calor extremo exacerba las zonas del cerebro implicadas con la regulación de las emociones y se relaciona con ansiedad, el estrés y los trastornos de estrés postraumático.

Hay estudios que arrojan datos sobre el funcionamiento del cerebro con temperaturas extremas de calor; razona menos, se expone más fácilmente a situaciones de riesgo y puede detonar el mal humor y la agresividad.

Hay menos tolerancia y menos rendimiento laboral y estudiantil por la baja capacidad para concentrarse.

Esto es debido a que el cuerpo está utilizando casi toda su energía en regular la temperatura corporal, sobre todo a edades extremas, niños y ancianos, quienes pueden sufrir golpes de calor y la muerte como hemos visto en España y otros países que no soportan las temperaturas medias que tenemos en Paraguay.

El calor extremo anticipado

2. ¿Es posible anticipar estos problemas y buscar ambientes más agradables o procurar situaciones más llevaderas?

- Es importante conocer nuestra reacción ante las temperaturas extremas porque existe una asociación directa con la temperatura y las emociones.

Mientras que el frío nos deja con una astenia o depresión, el calor intensifica los instintos de violencia y agresión; la impaciencia y baja tolerancia al estrés y las frustraciones.

Si nos conocemos, podemos anticipar actividades que vamos a realizar en días en que hay alertas meteorológicas como olas de calor o frío intenso y prepararnos para atravesar el día con los recursos que nos ayuden a mitigar el impacto del clima en nuestra vida.

Los que más sufren

4. ¿Quiénes son los más susceptibles al calor extremo?

- Las edades comprendidas en los extremos: bebes, niños y adultos mayores, quienes tienen patologías de base, ya sean enfermedades físicas o psicológicas, son quienes más expuestos están a los golpes de calor.

Las personas que viven hacinadas, como las parejas que no tienen aire acondicionado y deben convivir bajo el mismo techo.

Si existe violencia doméstica en los días de calor se deben extremar los recursos para evitarla, ya que todo ese malestar tiende a ser volcado en forma de violencia hacia sus parejas e hijos.

Con más razón si existen adicciones como el alcohol y las drogas.

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Recomendaciones para el desafío del intenso calor

5. ¿Qué nos propone la psicología para días de imparable calor?

- Si bien el calor suele ser un estimulante de felicidad y ganas de salir y hacer actividades al aire libre, cuando se alcanzan unos grados superiores a los 35 se siente el impacto negativo y el malestar aparece.

Para las personas “meteorosensibles”, vulnerables a los cambios de temperatura, se recomienda:

• - No hacer esfuerzos físicos.
• - Ingerir alimentos con pocas calorías.
• - No tomar alcohol u otras sustancias toxicas y descansar.
• - Consumir bebidas isotónicas (rehidratantes), pero no energéticas porque la taurina que contienen puede elevar la ansiedad.
• - Evitar en lo posible las actividades en donde haya aglomeraciones, filas de espera, atascos, para no exponerse a empujones o insultos.
• - Tratar de tener una actitud positiva para manejar las propias emociones y evitar que el mal humor generalizado nos contagie la desesperación por el calor.
• - Bajar los cambios de la rutina: los días de calor son límites que nos pone lo real que nos invita a comprender nuestra vulnerabilidad y sensibilidad ante algo tan incontrolable como el clima.
• - Controlar lo que sí podemos, que son nuestras actividades y actitudes ante las situaciones, es lo que podemos aprender y ganar de este desafío que implica vivir en lugares de calor extremo.