Los locales, según recogen medios como "La Repubblica", usaban este aceite, que es idéntico visualmente al de oliva pero que en realidad es un producto "adulterado y peligroso para la salud".
A la sustancia, elaborada con aceites de semillas de baja calidad y "origen desconocido", se le añadía betacaroteno para enmascarar el sabor y clorofila para darle su característico color dorado y después era etiquetada como "Aceite de oliva hecho en Italia".
Varios restaurantes del centro romano, en zonas turísticas como la 'Fontana de Trevi' o el popular barrio del Trastevere, ya han sido inspeccionados por la unidad sanitaria del cuerpo de Carabineros (policía militarizada", de acuerdo con las mismas fuentes.
Este aceite se vendía en origen a 3 euros el litro, un precio muy inferior al del aceite de oliva virgen extra, y se distribuía en quintales y se repartía en furgonetas.
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La investigación de los Carabineros comenzó con una inspección a un productor clandestino de la región de Apulia (sur) y continúa poniendo en el punto de mira a los restauradores que, dicen, "no son ingenuos" sino "compradores conscientes" de este producto falso.
