Es tanta la información que nos llega en algunos días que no es nada para preocuparse. Nos pasa a todos, incluso cuando nos concentramos y le prestamos especial atención al nombre.
Un modo de evitar que la información vuele al segundo es intentar asociar lo que nos digan con una imagen. Si nos dicen Rosa, imaginamos a esa persona con un ramo; si es José, puede que lo veamos por un segundo criando a Jesús y si es Estela, la asociación también será sencilla, en medio del cielo o del mar.
Hay estudios que indican que este truco imaginativo es mucho más efectivo que repetir el nombre del otro ni bien se presenta.
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