En un discurso difundido a través de las redes sociales el que ha sido jefe del gobierno israelí durante los últimos diez años, aseguró que ha trabajado “incansablemente” para formar Ejecutivo y culpó del fiasco a su rival, el centrista Beny Gantz, que ahora recibirá el encargo de intentarlo.
“En las últimas semanas he hecho todo lo posible para llevar a Beny Gantz a la mesa de negociaciones. Desafortunadamente, simplemente se negó una y otra vez”, afirmó Netanyahu.
El partido de Netanyahu, el conservador Likud, presentó varias propuestas a la formación de Gantz, Azul y Blanco. Pero todas ellas pasaban por que este, que fue el más votado en los comicios de septiembre, aceptase compartir el poder no solo con Netanyahu, sino también con todos sus socios habituales, los partidos de derechas y ultra religiosos, con los que este firmó un acuerdo de permanecer unidos nada más conocer los resultados electorales.
La inmensa mayoría de analistas apuntaba desde entonces a la imposibilidad de que Gantz aceptase los términos de un Likud que se había auto impuesto el lastre de arrastrar a estos partidos, algunos de ellos claramente opuestos en cuestiones importantes al programa de Azul y Blanco.
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Gantz, exjefe del Estado Mayor del Ejército y un recién llegado a la política, tendrá ahora su oportunidad. El presidente israelí ya ha confirmado que le encargará formar ejecutivo, para lo que tendrá un plazo de 28 días.
De no lograrlo, Rivlin puede remitir el mandato al Parlamento (Knéset) , que podría proponer y aprobar a cualquier diputado que contase con apoyo suficiente, aunque lo más probable sería que el país fuese a unas nuevas elecciones generales, que serían las terceras en un año.
“El tiempo para devaneos se ha acabado y ha llegado la hora de las acciones. Azul y Blanco está decidido a formar un gobierno de unidad liberal, encabezado por Beny Gantz, por el que el pueblo de Israel votó hace un mes”, dijo el partido en un comunicado.
Ni Azul y Blanco ni el Likud tienen escaños suficientes para gobernar con sus socios naturales. La única opción viable parecía pactar un gobierno de unidad, para lo que Rivlin sugirió una jefatura del gobierno con alternancia, pero en ningún momento estuvieron cerca de un acuerdo.
Todos los partidos representados en la Knéset podrán en los próximos tres días hacer consultas con el presidente, si lo desean, para transmitirle su posición ante un posible Ejecutivo encabezado por Gantz.
Será importante conocer la posición del líder de la formación derechista y laica Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman, que hasta ahora ha reiterado su decisión de apoyar solo un gobierno de unidad pero que con sus ocho escaños podría también permitir a Gantz encabezar una coalición que, sin embargo, necesitaría también el apoyo de los partidos árabes, tradicionalmente excluidos de pactos de gobierno.