BRUSELAS (AFP). “Llegó la hora del acuerdo”, tuiteó la primera ministra belga, Sophie Wilmès, más de 55 horas después del inicio de la cumbre, junto a una foto en la terraza del despacho del jefe del Consejo, Charles Michel, centro neurálgico de las tensas discusiones.
Pese a que la canciller alemana, Angela Merkel, había advertido de la posibilidad de cerrar otra jornada sin acuerdo, la negociación en grupos se intensificó durante todo el día.
La cumbre se celebra bajo presión. A causa de la pandemia, la economía mundial podría contraerse un 4,9% en 2020, una caída que aumenta al 10,2% en la Zona Euro y al 9,4% en América Latina y el Caribe, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para salir de la mayor recesión de su historia, la Unión Europea (UE) debate un plan de 750.000 millones de euros que la Comisión Europea tomaría prestados en nombre de los 27, un hito en el proyecto europeo.
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Pero los detalles del plan, que beneficia a los países del sur, no logran convencer a los “frugales” adeptos del rigor fiscal –Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca, a las que se sumó Finlandia–, que en el pasado se opusieron a emitir deuda común.
“Rara vez he visto en 7 años (como primer ministro luxemburgués) unas posiciones tan diametralmente opuestas”, observó Xavier Bettel, que los enumeró: el monto del fondo, cómo administrarlo y su relación con el Estado de derecho.
De medio billón, ¿a 375.000?
Los “frugales” exigen reducir el monto del plan que aúna subsidio y préstamos. Sobre los primeros, del medio billón de euros propuesto, estos países, que sólo querían créditos, presionaron para pasar por debajo de la barrera de 300.000 millones.
El sábado en la mañana, Michel puso sin éxito sobre la mesa una reducción de las subvenciones hasta los 450.000 millones de euros. La actual propuesta sería de entre 350.000 y 375.000 millones de euros.
Aunque el monto es menor a la línea roja de Francia, sí que cubriría el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (RRF), el instrumento clave de 325.000 millones de euros para ayudar a países como Italia y España a superar la recesión.
Las ayuda en forma de subvenciones sería devuelta por los 27 y no por el país que se beneficie, por lo que los “frugales”, que consideran a los del sur como laxos en materia fiscal, buscan garantías del uso adecuado de los fondos.
El plan inicial prevé que los países que quieran la ayuda deben presentar un plan de recuperación que tenga en cuenta las recomendaciones anuales de la Comisión y la transición ecológica y digital. Los 27 deberían aprobar por mayoría el desembolso.
