La princesa Beatriz, la nieta de la reina Isabel II e hija del príncipe Andrés, se casó con el empresario italiano Mapelli Mozzi en una ceremonia privada en Windsor, anunció el palacio de Buckingham. El hecho llamó la atención porque fue uno de los dos acontecimientos en los que la reina salió de su confinamiento para posar a la luz de los papparazzis de la realeza. El detalles que no pasó desapercibido en el acontecimiento fue el vestido de la novia. Un modelo vintage que perteneció a su abuela y que tuvo algunas transformaciones para la joven novia.
Agregados innecesarios
En opinión del diseñador local, Hugo “Negro” Vázquez, algunos detalles salieron sobrando”. “Me parece que no era necesario agregar las mangas. Haciendo una comparación a la reina le quedó mucho mejor este diseño”, sentenció Vázquez. Para este experto, las mangas y el velo no son una buena combinación. La novia “hubiese mantenido los listones en los hombros”, aseveró.
Detalles
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Sobre el vestido original, un corset de corte campana con pedrería en lluvia (detalle principal) con capa de terciopelo, el diseñador consideró que tuvo una combinación acertada, “la reina utilizó una capa con listones que en esa época era súper innovador, en comparación al velo de Beatriz.
Así que en términos de transformación, el original es mucho más importante que el actual”.
Además del vestido, otro accesorio prestado de la reina fue la tiara utilizada por esta cuando contrajo matrimonio en el año 1947 con Felipe, el príncipe consorte.
“Para esa tiara, la princesa hubiese apostado por un peinado recogido para hacer lucir la tiara y el velo. Se vio un peinado muy básico para la importancia de ese vestido”, opinó.
Un homenaje y un privilegio
Respecto a considerar que la situación que estamos viviendo el reutilizar un traje es un mensaje de austeridad, Vázquez dijo que no cree que sea así. “Más que nada creo que fue un tributo a la reina, también para la novia fue un privilegio utilizar este vestido que está cargado de historia”, comentó.
La boda, prevista inicialmente en Londres el 29 de mayo, fue aplazada a causa de la pandemia de coronavirus. La nueva fecha no había sido anunciada. La ceremonia privada tuvo lugar el viernes por la mañana en la Capilla Real de Windsor, en presencia de la reina (94 años), de su esposo el príncipe Felipe (99 años) y de la familia de la novia.