Un equipo de socorristas chilenos, pertenecientes a la unidad Topos Chile, que ayuda en las tareas de rescate en la capital libanesa, aseguró haber detectado el miércoles latidos cardíacos débiles bajo los cascotes de un edificio gracias a un perro rastreador y escáneres térmicos.
Esta noticia suscitó la esperanza de encontrar un superviviente de la trágica explosión en el puerto de la capital, que destruyó el 4 de agosto vecindarios enteros y dejó al menos 191 muertos y más de 6.500 heridos.
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Pero, con los días, la esperanza de encontrar a alguien fue disipándose.
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“No hay nada más”, respondió el domingo a la AFP el director de las operaciones de la Defensa Civil libanesa, George Abou Moussa, a la pregunta de si seguían las tareas de búsqueda en el lugar.
“No había ni vivos ni muertos” bajo los escombros, precisó.
La víspera, Francesco Lermanda, que dirige el equipo chileno, ya indicó que no habían encontrado “ninguna señal de vida”.
El gobernador de Beirut, Marwan Abboud, había declarado antes que podría haber uno o dos cuerpos, e incluso un superviviente.
Estas informaciones, un mes después de la colosal explosión causada por cientos de toneladas de nitrato de amonio almacenadas en el puerto sin medidas de precaución, causó conmoción entre buena parte de la opinión pública.
