BOGOTÁ (EFE, AFP). En la primera audiencia pública de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) sobre el reclutamiento de menores por parte del grupo armado extremista (comunista) autonombrado Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un excabecilla y actual senador, Julián Gallo, reconoció los abusos, pero pretendió matizarlos, siguiendo la línea oficial de ese grupo.
La declaración de Gallo ocurre casi dos meses después de que miembros del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), que es el grupo armado con nombre cambiado, manifestaran a finales de julio que las niñas se unían al grupo donde eran violadas sistemáticamente, “de manera voluntaria”.
Alegó que “no se daba orientación para reclutar a menores de 15 años”; pero reconoció que no recuerda que alguien haya sido sancionado en las FARC por el ingreso de menores.
Gallo, quien fue miembro del Comando Central del Bloque Oriental y usaba el alias “Carlos Antonio Lozada”, dijo que en su época como guerrillero el promedio de edad las mujeres y hombres armados era de 25 años y que en el grupo había “mucha juventud entre los 15, 17 y 21 años”.
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Gallo es uno de los diez miembros del actual “partido FARC” que ocupan un escaño en el Congreso a raíz de los acuerdos que desarmaron a unos 7.000 excombatientes, una parte de ese grupo armado, que sigue operando en las selvas colombianas.
El acuerdo prevé que si admiten los crímenes cometidos, recibirán penas alternativas a la prisión y podrán ejercer política libremente.
Si no lo hacen, y luego se demuestra su culpabilidad, entonces sí enfrentarán juicios criminales comunes, con penas de hasta 20 años de prisión.
Por este motivo, varios jerarcas de ese grupo admiten parcialmente los crímenes cometidos, alegando siempre que todo era, o no muy grave, o “voluntario”.
Un total de 16.879 menores de 18 años fueron víctimas de reclutamiento entre 1960 y 2016 por parte de todos los grupos armados que operan en Colombia, según el informe “La guerra sin edad” del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), publicado en 2018.
Según ese documento, el grupo que más reclutamiento infantil cometió fue precisamente el de las FARC (54% de los casos).
Testimonios
“Éramos las esclavas sexuales de los comandantes, el primer violador que tuve fue ‘El Abuelo’, que mandaba en mi campamento. Era el que probaba a las recién llegadas”, relataba Yamile Noscué, una de las víctimas, en una nota el año pasado. Yamile perdió la cuenta de las veces que la violaron.
Igual que su compañera, Lorena Murcia, que al poco de ser secuestrada, con solo 10 años, fue abusada por su comandante. “Después fueron otros”, relató.