MINSK, Bielorrusia (AFP). El movimiento de protesta sin precedentes, desencadenado por las sospechas de fraude masivo en las elecciones presidenciales del 9 de agosto, sigue reuniendo a decenas de miles de personas todos los domingos, a pesar de la represión.
Ayer por la tarde, más de 100.000 personas, según la agencia rusa Interfax, participaron en una marcha dedicada esta vez a los “prisioneros políticos”.
El medio en línea independiente Tut.by habló de decenas de miles de personas y publicó imágenes de impresionantes columnas de manifestantes que llevaban los estandartes blancos-rojos-blancos de la oposición.
Como todos los domingos, las autoridades desplegaron numerosos agentes antidisturbios y vehículos blindados. También restringieron el acceso al internet móvil y el transporte público para dificultar la movilización.
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Según el Centro de Defensa de Derechos Humanos Viasna, 98 personas fueron detenidas ayer en todo el país.
“Vi a la gente que fue dispersada” por la policía y “los que fueron detenidos fueron golpeados violentamente”, relató a la AFP Natalia Samotyia, una jubilada que participó en la manifestación en Minsk con su hijo.
El viernes, las autoridades también cancelaron las acreditaciones de todos los medios extranjeros, lo que dificulta la cobertura de los acontecimientos en el país.
“¡No se equivoquen!”
Muchos bielorrusos recibieron mensajes del Ministerio del Interior en los que se les advierte que no deben participar en reuniones no autorizadas. “¡No se equivoquen!”, dicen los mensajes.
Hasta ahora, sin embargo, las multitudes siguieron tomando las calles.
Cientos de manifestantes, líderes de movimientos políticos, sindicatos y periodistas fueron arrestados desde agosto, acusados de organizar o participar en la protesta.
En Minsk, los incidentes son escasos por lo general, pero docenas de personas son arrestadas todos los domingos.
En otras partes del país también han tenido lugar grandes manifestaciones.
En prisión o en el exilio
Según el medio en línea independiente Tut.by, ayer fueron detenidos 5 periodistas.
Sin embargo, las intervenciones de la Policía son menos violentas que en agosto, cuando decenas de personas resultaron heridas y otras detenidas.
Desde entonces, la mayoría de los líderes de la oposición se han visto obligados a exiliarse, como la rival en las presidenciales de Lukashenko, Svetlana Tijanóvskaya, o encarcelados, como María Kolésnikova, su aliada.
“Da miedo que un gran número de personas (...) siga en las cárceles bielorrusas”, dijo Tijanóvskaya en un mensaje en Telegram el domingo. “Nuestra tarea es intentar obtener su libertad”, subrayó.
La Unión Europea sancionó el viernes a unos 40 funcionarios bielorrusos implicados en la represión, entre ellos el ministro del Interior.
Bielorrusia anunció después que había elaborado su propia lista de funcionarios europeos sancionados, sin revelar sus nombres.
Rusia es la principal aliada de Lukashenko, y dijo que aplicaría las medidas de represalia decididas por Bielorrusia.
Estados Unidos también anunció sanciones económicas contra ocho funcionarios bielorrusos.
Macron y Merkel
Tijanóvskaya, exiliada en Lituania, está multiplicando las reuniones con los líderes occidentales. Esta semana se entrevistó con el presidente francés Emmanuel Macron, y el martes tiene previsto reunirse en Berlín con la canciller alemana Angela Merkel.
En una entrevista telefónica el viernes, Lukashenko y el presidente ruso, Vladimir Putin, expresaron su “confianza” sobre la “próxima resolución” de los “problemas” en Bielorrusia.
Lukashenko prometió una reforma de la Constitución, pero hasta ahora no hizo ninguna propuesta concreta.
