El primer santuario en arder fue la iglesia San Francisco de Borja, usada regularmente por el cuerpo policial de Carabineros para ceremonias institucionales, y horas más tarde fue la iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital, con más de un siglo y medio de antigüedad.
Ambos templos se encuentran en los alrededores de Plaza Italia, el epicentro del llamado “estallido social” y que ayer fue escenario nuevamente de manifestaciones socialistas, signadas por las acciones de los grupos extremistas violentos.
En las cercanías de la rotonda fueron saqueados además varios comercios, entre ellos un supermercado de una cadena internacional, y también se registraron ataques de encapuchados a algunas comisarías de la periferia capitalina, como Puente Alto.
Estos actos ya son un sello de estas protestas, marcadas por la violencia de los extremistas.
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La manifestación tuvo lugar una semana antes del plebiscito que consultará a los chilenos si cambian o no la Constitución Nacional.
Si bien la Policía custodiaba desde temprano el lugar, a medida que fue creciendo el número de manifestantes se fueron retirando los efectivos de la simbólica plaza, tapizada de carteles y banderas.
Temprano, un grupo volvió a pintar de rojo la estatua del general Baquedano que domina la plaza, como había ocurrido ya el viernes y después de que fuera repintada por autoridades.
Por la tarde, varios grupos se enfrentaron violentamente.
Las concentraciones por el aniversario se celebran a una semana de que más de 14,5 millones de chilenos decidan en un histórico plebiscito si quieren reemplazar la actual Constitución.
El plebiscito, que iba a celebrarse en abril pero fue aplazado por la pandemia, busca descomprimir la tensión en un país, uno de los más prósperos de Latinoamérica, ahora atacado por los grupos filocomunistas.
El gobierno del presidente Sebastián Piñera llamó a realizar la manifestación de forma pacífica y respetando las medidas sanitarias por la pandemia, que en Chile deja 491.760 casos y 13.635 fallecidos confirmados.
Pero, los grupos violentos marcan siempre en Chile estas manifestaciones, donde los socialdemócratas no condenan el extremismo de los comunistas y filocomunistas, dándole así fuerza a esos grupos extremistas a los que solo se oponen los liberales y conservadores.