“Era un milagro. La mayor motivación que podamos tener es encontrar a alguien como Ayda. Estaba llena de energía; parecía que solo había estado atrapada unas pocas horas”, dijo Gökhan Alibey, miembro del equipo de rescate que liberó a la pequeña.
Entre el primer momento de establecer contacto con la niña hasta finalmente alcanzarla pasó una hora y media, relataron a la prensa turca otros miembros del equipo.
“Escuchamos una voz, preguntamos quién había y respondió: ‘Soy Ayda, estoy bien’. Le dijimos ‘Espera que te sacamos’, y avanzamos hacia donde estaba”, explicó un rescatador.
Efectivamente, estaba bien: el médico Ersin Çoban, que acompañó a la pequeña en la ambulancia, aseguró poco después a la prensa que Ayda no tenía contusiones ni arañazos, y que una tomografía posterior confirmó que tampoco tiene lesiones internas.
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Había quedado atrapada en la cocina de su vivienda en el primer piso del bloque residencial, entre la lavadora y la encimera, sin poder moverse, pero sin sufrir un rasguño.
Su padre, Ugur Gezgin, exárbitro de fútbol, y su hermano, Atakan, ya salvados, se reunieron con Ayda poco después, pero su madre, Fidan, fue sacada al poco tiempo sin vida del mismo bloque.
El lunes, los socorristas ya habían extraído con vida a dos niñas de entre los escombros de edificios derrumbados en la provincia de Esmirna, casi tres días después del fuerte sismo que causó 91 muertos en Turquía y otros dos en un isla griega.
Una niña de 3 años, Elif Perincek, sepultada bajo los escombros de un inmueble en el distrito de Bayrakli, fue rescatada 65 horas después de producirse el terremoto y conducida a un hospital, según la agencia de Gestión de Emergencias y Desastres (AFAD).
Unas horas antes del rescate de Elif, los equipos de emergencia extrajeron de los escombros de otro edificio a una jovencita con vida, Idil Sirin, de 14 años, según la AFAD.
