Las pruebas forenses determinaron que la madre, Mary Cruz, paraguaya de 47 años, y la niña, Isabel, recibieron en la noche del lunes pasado sendos disparos con una escopeta en el pecho mientras dormían, lo que les causó la muerte, según informes judiciales.
El presunto autor de los disparos fue su marido, Fausto, español de 48 años, quien tenía dos escopetas en la casa y contaba con licencia de caza. Las armas están siendo analizadas por las fuerzas de seguridad.
Varias horas después de matarlas, el hombre intentó quemar la casa, rociándola de gasolina, y luego se suicidó de un disparo en la cabeza fuera de la vivienda.
Las hermanas de Mary Cruz, María Cristina, Bárbara y Mercedes, solicitaron a las autoridades españolas que les dejen repatriar los cuerpos, ya que les pertenece por ley y no les queda ningún familiar directo en España, según declararon a la televisión pública madrileña.
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Las mujeres lamentaron que Fausto, “quien parecía un buen papá”, matara a su hermana y a su sobrina, ya que parecía un “marido perfecto”.
A pesar de ello, las hermanas ya habían presenciado “maltratos verbales” y reconocieron que Mary Cruz estaba “cansada de él”, aunque en los últimos tiempos hablaron “muy pocas veces con ella”.
Afirmaron que Fausto provenía de una “familia agresiva”, que maltrata con “palabras hirientes” y humillaba tanto a su hermana, a la que llamaba “ignorante”, como a su sobrina, a la que calificaba de “burra”.
Para finalizar, consideraron que el homicida tenía “problemas psiquiátricos” y no estaba “en su cabal” en el momento del asesinato.