La protesta, que contó con 9.000 integrantes, según la Policía, y 70.000, de acuerdo con los organizadores, también sirvió para denunciar la nueva Ley de la Seguridad Global aprobada por el Gobierno de Emmanuel Macron, a la que los participantes tildan de “liberticida” por juzgar que coarta derechos fundamentales.
Aunque la parisina fue la más numerosa, en otras ciudades francesas también hubo movilizaciones, entre ellas Nancy, Besancon y Aviñón.
Acudieron a la manifestación de la capital francesa líderes de la izquierda como Jean-Luc Mélenchon, de la Francia Insumisa, y representantes de sindicatos, ONG, colectivos antirracistas y femenistas, entre otros.
Al inicio de la manifestación, en la plaza de Clichy, fue rociado por harina Mélenchon. El autor de la agresión se había presentado como un nacionalista francés.
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Las protestas se producen a una semana de que se celebre la primera vuelta de los comicios regionales franceses, la primera gran cita electoral en Francia antes de las presidenciales de 2022.
Para las regionales, la ultraderecha parte favorita en cerca de la mitad de las 13 regiones y se ha convertido en el enemigo a batir por el resto de fuerzas, que están lejos de ponerse de acuerdo para formar un frente común.
