"Este acto sin precedentes es sólo una simple manifestación de a lo que ha estado expuesto el pueblo saharaui desde la invasión militar marroquí del Sáhara Occidental en 1975, en flagrante violación de las resoluciones de Naciones Unidas, la Unión Africana y la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia”, subrayó en un comunicado el Ministerio de Exteriores.
Asimismo recordó los crímenes de guerra que la ocupación marroquí "ha perpetrado y sigue perpetrando", documentados por organismos internacionales desde hace más de medio siglo, como asesinatos políticos, juicios injustos, torturas, violaciones y actos contra la dignidad humana.
Su "brutal política de represión", señaló en el comunicado, es alentada "por algunas partes", por lo que pidió a las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Unión Europea que impongan el fin de la ocupación ilegal y que el reino alauita responda por todos sus delitos, incluido el de espionaje.
Argelia, que acoge en su territorio desde hace 45 años a más de 200.000 refugiados saharauis, condenó ayer el uso de este programa por parte del país vecino contra funcionarios, altos cargos militares, activistas y periodistas argelinos, por lo que la Fiscalía General ordenó la apertura de una investigación.
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La Cancillería argelina declaró en un comunicado que Argelia "está dispuesta a participar en cualquier esfuerzo internacional destinado a establecer de manera colectiva los hechos y arrojar luz sobre la importancia y la magnitud de estos crímenes que amenazan la paz y la seguridad internacional, así como la seguridad humana".
Por su parte, el ministro marroquí de Exteriores, Naser Burita, negó en declaraciones al semanario "Jeune Afrique" la posesión o utilización de Pegasus y calificó las acusaciones de "sabotaje a gran escala" contra su país.
En este sentido, el responsable aseguró que algunos de los 17 medios que forman el consorcio mediático Forbidden Stories "sirven a agendas bien conocidas por su principal hostilidad hacia Marruecos y están carcomidos por los éxitos (del país) bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohamed VI".
Las acusaciones a Marruecos de utilizar el programa Pegasus no son nuevas, y ya Amnistía Internacional publicó el pasado año un informe donde aseguraba que algunos notorios disidentes marroquíes habían sido víctimas de infiltración telefónica, lo que demostraron tras dejar sus teléfonos en manos de expertos del programa Citizen Lab.
