Se han visto muchas cosas en el ruedo de Herrera del Duque (Extremadura), en la que ha sido una tarde triunfal para un público que casi llenó los tendidos al setenta y cinco por ciento permitido, público deseoso de ver toros y de disfrutar del arte del toreo.
Morante sorteó el peor lote. Abrió plaza un manso de libro de pelo espectacular -berrendo y botinero en colorado- al que solo pudo sacarle los brazos sin lucimiento con el capote. Topaba más que embestía en la muleta y el sevillano no se dio coba.
Al cuarto sí le cuajó a la verónica, la suerte fundamental del toreo de capa. De salida y en el quite, Morante dibujó lances muy bellos, algunos casi a cámara lenta. Después el de Montalvo no humilló en la muleta, pero todo se lo hizo a favor, desde los hermosos ayudados por alto con los que comenzó el trasteo hasta el correrle la mano a media altura sin dejarse tocar la tela. Oreja.
El Juli brilló con su toreo de insuperable maestría técnica. Tuvo un buen lote y en él entró un segundo que tuvo bondad aunque transmitió poco. El sentido del temple hizo al animal ir a más y le permitió cuajarlo cuando le llevó en tandas en redondo sin dejarse tocar el engaño.
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El quinto lució bonitas hechuras, se rompió un pitón en un derrote en un burladero y manseó en el caballo. La faena tuvo las mismas premisas: un afán de llevar largo al animal y un lograr series en redondo de acusada limpieza. Vuelta al ruedo generosa al de Montalvo, que lució más por caer en las manos de El Juli.
Ginés Marín tuvo la cara y la cruz en su lote. Tuvo el mejor toro del encierro, que fue el tercero, al que también se le dio la vuelta al ruedo y al que cuajó ya con el capote que este torero maneja con gran pureza y expresión. Cargó la suerte en su toreo a la verónica el oliventino y se meció con ese buen toro.
Su faena de muleta fue tomando cuerpo poco a poco ante un astado que tuvo mucha fijeza y ante el que Marín se acabó sintiendo con él, pasándoselo muy cerca y muy despacio en series en redondo de gran contenido. Máximos trofeos para él.
El sexto fue un burel muy desclasado pues nunca humilló, ni cuando lo tomó con el capote ni en la muleta, lo que no fue óbice para que Marín iniciara la faena con muletazos de rodilla genuflexa de bella composición. Sus ganas ante el toro le permitieron redondear la tarde con otra oreja.
FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Montalvo, terciados y parejos de hechuras. Al tercero y al quinto se les dieron la vuelta al ruedo. Manso y deslucido el primero; noble y de poca transmisión el segundo; noble y enclasado el tercero; sin humillar y corto de recorrido el cuarto; manejable el quinto; sin humillar el sexto.
Morante de la Puebla, de azul rey y oro: pinchazo y estocada (palmas); pinchazo y estocada trasera (oreja tras aviso).
El Juli, de sangre de toro y oro: media y descabello (dos orejas); media y descabello (dos orejas).
Ginés Marín, de gris perla y oro: estocada (dos orejas y rabo); estocada (oreja).
La plaza rozó el lleno sobre el aforo permitido del setenta y cinco por ciento.
