En un acto con activistas por el clima, Scholz se defendió de las acusaciones de ignorar la gravedad de la situación y se declaró "en condiciones", como próximo canciller, de afrontar el "reto para la humanidad" que representa el cambio climático.
El actual ministro de Finanzas destacó que no hay "dinero ni argumentos" que puedan convencer a los países en desarrollo de no aspirar "a una vida tan buena como la que hay en Alemania".
Por el contrario, lo que puede hacer Alemania es "contribuir a que haya una alternativa" que haga posible un desarrollo industrial climáticamente neutral, indicó durante el acto celebrado este viernes en Berlín.
Scholz defendió la necesidad de usar gas hasta que se haya alcanzado una producción energética suficiente a partir de energías renovable. "Otros apuestan por la energía atómica, pero esto me parece equivocado," señaló.
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Los activistas por el clima, que habían realizado con anterioridad una huelga de hambre para forzar el encuentro con Scholz, le acusaron de maquillar las verdaderas dimensiones de la amenaza, incidiendo una y otra vez en que sólo quedan tres o cuatro años hasta alcanzar un punto de no retorno.
"Es una cuestión de vida o muerte", denunció la activista Lea Bonasera, que reprochó la "doble moral" del actual Gobierno alemán y de los futuros socios de coalición al apostar por el gas, siendo el metano "tan negativo como el carbón" en términos ambientales.
Por su parte, el activista ambiental Henning Jeske criticó el discurso positivo de Scholz y describió un futuro escenario de hambrunas y racionamiento en caso de que no se produzca un cambio de curso radical.
"¿Cómo explicarle a mi hija, si la tengo, dentro de 20 años, que sabíamos lo que iba a pasar, pero no hicimos nada?" preguntó.
"Para que nuestros hijos puedan sobrevivir hace falta industria. Sin industria no podrían sobrevivir 7.000 millones de personas en el mundo," rebatió el futuro canciller.
"No basta con declaraciones de voluntad, sino que hace falta un cambio tecnológico completo con una rapidez tal como no se ha producido nunca en la historia de la humanidad," subrayó.
En el turno de preguntas, el activista argentino Esteban Servat y la chilena Llanquiray Painemal preguntaron a Scholz por la responsabilidad de las empresas alemanas en daños ambientales en América Latina.
El ministro de Finanzas destacó la postura "escéptica" de Alemania con respecto al frácking y se remitió a la ley de cadenas de suministro aprobada por el actual Gobierno, que responsabiliza a las compañías alemanas del mantenimiento de ciertos estándares en la producción.
