Fue la más multitudinaria manifestación registrada en años, con asistencia de muchos jóvenes que obviamente no vivieron la época soviética de ese país bálticas. Corearon junto a manifestantes ya mayores consignas de apoyo a Ucrania, entre carteles que pedían juzgar al presidente ruso, Vladimir Putin, como criminal de guerra, en letón, inglés y ruso.
Bajo un cielo despejado, pero con una temperatura cercana al punto de congelación, la marcha cobró fuerza cuando miles de personas se unieron desde calles laterales a la desbordada plaza del monumento a la Libertad para desfilar por el casco antiguo de la capital.
Entre los manifestantes se escucharon consignas hostiles y hasta obscenas contra Putin, mientras un grupo portaba una jaula con la efigie del presidente ruso.
El presidente de Letonia, Egils Levits, afirmó luego ante la embajada de Ucrania que “el primer disparo en la guerra fue el principio del fin del régimen de Putin”.
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“Toda la nación de Letonia está detrás de Ucrania, independientemente del idioma que hablen en casa”, dijo Levits, en alusión a las declaraciones oficiales de estos días que advierten contra culpar a todos los rusos por la invasión de Ucrania.
Sin embargo, reconoció que algunas personas en Letonia habían sido engañadas por las narrativas rusas sobre la guerra. "See debe hablar pausadamente con ellos para convencerlos de que se han perdido entre la propaganda rusa”.
El discurso de Levits fue salpicado por gritos de grupos de personas que coreaban “Putin a La Haya”, en una referencia a la Corte Penal Internacional (CPI) contra crímenes de guerra y de lesa humanidad.
El expresidente estonio Toomas Ilves se dirigió a la manifestación en inglés y dijo que “los ucranianos no solo luchan por el suyo sino también por nuestro derecho a la libertad. Si ellos pierden, todos perderemos”.
Dana Isarova, una pediatra de origen ucraniano, expresó su amor incondicional a Ucrania. "Nunca imaginé que mi familia sería golpeada por la guerra. Estoy aquí físicamente, pero mis pensamientos están a 1000 kilómetros de distancia”, afirmó.
En las intervenciones de los distintos oradores se alternaron diversos idiomas, incluido el ruso. Dainis Ivans, el líder del Frente Popular de Letonia en la década de 1980 a favor de la independencia, recordó la enojada respuesta de la Unión Soviética a la manifestación de agosto de 1989, cuando unos 2 millones de personas formaron una cadena humana entre los tres países bálticos.
“Moscú amenazó con medidas especiales, nos llamó terroristas, extremistas. Más tarde hubo una cadena en Ucrania hasta Kiev. Esto ayudó al colapso de la Unión Soviética. Debemos agradecérselo a Ucrania. Esa es la razón por la que Putin quiere vengarse, con los métodos soviéticos más bajos", dijo Ivans, uno de los organizadores del evento de 1989 y ahora activista político.
