El presidente de Angola, João Lourenço, participará en esta reunión como mediador, en calidad de presidente de la Conferencia Internacional de la Región de los Grandes Lagos (CIRGL), dijo este martes a Efe una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores angoleño que quiso mantener su anonimato.
El viaje a Angola de Félix Tshisekedi (presidente de la RDC) y Paul Kagame (presidente de Ruanda) se produce en medio de una escalada de tensiones entre sus naciones.
Tshisekedi y su Gobierno acusan al Ejército ruandés de colaborar con el grupo rebelde M23, que desde el pasado mes de marzo libra intensos combates contra las posiciones del Ejército congoleño, un extremo que Kigali siempre ha negado.
Kagame, por su parte, acusó este lunes al Ejército de la RDC de cooperar con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo rebelde creado por algunos de los cabecillas del genocidio contra los tutsis de 1994 y otros ruandeses para recuperar el poder político en su país de origen.
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El pasado 1 de junio, el presidente Lourenço informó de que su país acogerá una reunión entre Kagame y Tshisekedi para resolver sus diferencias, aunque entonces no se dio a conocer la fecha de la misma.
El líder angoleño hizo ese anuncio después de mantener una reunión física con el mandatario de la RDC en Luanda y tras conversar por videoconferencia con el presidente de Ruanda.
Esas conversaciones de Angola con Ruanda y la RDC también permitieron que Kinshasa aceptase liberar el pasado 11 de marzo a dos soldados ruandeses que habían sido capturados a finales de mayo presuntamente en suelo congoleño.
Desde el pasado mes de marzo, los rebeldes del M23 dirigen una fuerte ofensiva contra las Fuerzas Armadas congoleñas en el noreste de la RDC, tomando con éxito la estratégica ciudad de Bunagana -un importante centro de comercio y de tránsito de camiones en la frontera de la RDC y Uganda- y otras localidades.
Además de provocar el desplazamiento de más de 170.000 personas, según datos de la ONU, estos combates también han generado una escalada de tensiones diplomáticas entre Ruanda y la RDC.
Sin embargo, según el portavoz de la misión de paz de la ONU en el país (MONUSCO), Frederic Harvey, en la actualidad no se conoce "ninguna confirmación fáctica" sobre la colaboración de Ruanda con el M23.
El M23 se fundó a principios de 2012 como una escisión del extinto Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo de rebeldes en su mayoría de origen ruandés que luchó contra las FDLR en suelo congoleño.
Las FDLR, por su lado, se formaron en el año 2000 por algunos cabecillas del genocidio de Ruanda de 1994 y otros ruandeses exiliados en la vecina RDC con el objetivo de recuperar el poder político en su país de origen.
En noviembre de 2012, el M23 avanzó con rapidez hasta ocupar durante dos semanas la ciudad de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, pero la presión internacional forzó al grupo a retirarse y empezar unas negociaciones de paz con el Gobierno congoleño.
Entonces, los investigadores de la ONU acusaron al M23 de contar con el apoyo económico-militar de Ruanda e incluso de recibir órdenes directas de altos funcionarios del Ejército ruandés, algo que Kigali negó con rotundidad.
Desde que los rebeldes y el Gobierno congoleño firmaron un acuerdo de paz en 2013, las tensiones entre ambas partes han sido frecuentes, con el M23 lamentando una lenta implementación de algunos de los puntos acordados.
El este de la RDC lleva más de dos décadas sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército, pese a la presencia de la MONUSCO, con más de 14.000 efectivos.
