Fridays for Future pide justicia climática mientras energía nuclear gana peso

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Anxo Lamela Estocolmo, 9 sep (EFE).- Miles de personas salieron hoy a las calles en Suecia para pedir "justicia climática", a dos días de las elecciones legislativas en el país nórdico, en cuya campaña la crisis energética ha ocupado un lugar destacado y la energía nuclear ha ganado presencia.

Una docena de ciudades suecas convocaron marchas, organizadas por Fridays for Future, el movimiento creado por la joven activista Greta Thunberg, quien antes de los comicios de 2018 se sentó sola delante del Parlamento para llamar la atención sobre el cambio climático y los temas medioambientales.

Las "huelgas escolares por el clima" realizadas cada viernes por Thunberg fueron un imán para los jóvenes de su país y origen de un movimiento mundial que llevó a la adolescente sueca a convertirse en icono global, a hablar delante de la ONU y ser recibida por líderes de muchos países.

Thunberg participó en la marcha central de este viernes en Estocolmo, que reunió a unas 2.000 personas, partió de plaza la Sergel y recorrió el centro de la capital sueca, hasta llegar al Parlamento, con pancartas y proclamas a favor de tomar medidas por la crisis climática, pero también en contra de los "fascistas", en alusión al ultraderechista SD, tercera fuerza política en Suecia.

"No hay ningún partido en Suecia que se tome la crisis climática en serio, ni que tenga una política en la línea de lo que establece el Acuerdo de París. El tema ha quedado reducido en campaña a los problemas en el suministro energético", lamentó desde el estrado Thunberg, que dio el discurso que cerró el acto.

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La joven sueca de 19 años, que no reveló a qué partido apoyará en las primeras elecciones en las que puede ejercer el voto, se mostró decepcionada con lo ocurrido en los últimos cuatro años en la política sueca e internacional, aunque lanzó un mensaje invitando a continuar la acción.

"Juntémonos para unir nuestra voz en coro, gritemos tan alto que nos escuchen en el Parlamento", dijo Thunberg, que acabó su intervención abrazada a otras dos activistas al grito de "solidaridad internacional, solo tenemos un planeta".

El alto precio de la factura eléctrica y los combustibles a causa del encarecimiento del gas, acentuado por la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia, han traído de vuelta al primer plano la cuestión de la energía nuclear.

Por primera vez en años, cada uno de los dos bloques mantiene una posición contraria a la del adversario: mientras los socialdemócratas de la primera ministra, Magdalena Andersson, apuestan por las renovables a medio y largo plazo, la oposición de su principal rival, el conservador Ulf Kristensson, defiende apoyar la construcción de nuevos reactores con ayudas económicas generosas.

El Parlamento sueco aprobó en 2010, con los votos de la Alianza de centroderecha en el poder, el fin de la moratoria nuclear, aunque el número total de reactores no podría exceder los diez entonces activos ni construirse más centrales que las tres ya existentes en el sur del país.

Seis años después conservadores, democristianos, centristas y socialdemócratas firmaron un acuerdo que buscaba abolir la energía nuclear en 2040 y que todo el suministro eléctrico procediese entonces de renovables, compromiso del que se desmarcaron más tarde las dos primeras fuerzas.

El cierre de cuatro reactores en el último lustro, decidido por las compañías apelando a la falta de rentabilidad económica y que ha generado problemas en el sur del país, hizo reaccionar al bloque de derecha, que hace un año construyó un frente común a favor de la energía nuclear.

Y esa postura se ha acentuado ahora, coincidiendo con los precios récord de la luz, sobre todo en el sur, que ha aumentado su dependencia de la energía eléctrica procedente de otros países vecinos.

El Partido Moderado (Conservador), primera fuerza opositora, ha prometido 400.000 millones de coronas suecas (37.245 millones de euros) en garantías de crédito para construir nuevos reactores, sin límite de cantidad ni de localización y que estos se puedan financiar solo con un 20 % de capital propio, además de acortar los plazos administrativos para reducir el período de construcción.

El Partido Socialdemócrata y sus tres aliado externos de centroizquierda consideran en cambio que la nuclear es una energía cara y lenta en ser instalada; se inclinan por las renovables y por la eficiencia energética, aunque en el final de campaña el primero se ha abierto a construir nuevos reactores.

Según datos de 2021, la energía nuclear cubre alrededor del 30 % de la producción eléctrica en Suecia (frente al 50 % de dos décadas atrás), mientras la hidráulica, localizada en el norte del país, se encarga de la mitad del total y, la eólica, del resto.