A la inauguración de la legislatura se suele invitar a todo el cuerpo diplomático acreditado en Sofía, pero ayer, martes, estalló una discusión entre formaciones europeistas y prorrusas búlgaras sobre si excluir a la representante diplomática de Rusia.
Parte de la polémica se debe a la propia personalidad de la embajadora rusa, Eleonora Mitrofanova, que hace meses describió al entonces gobierno europeísta del primer ministro búlgaro, Kiril Petkov, como un "orinal de Washington" al aceptar las sanciones contra Rusia.
Las relaciones entre Bulgaria y Rusia empeoraron también debido a la expulsión de 70 diplomáticos rusos a finales de junio por parte del Gobierno de Petkov.
El pasado 2 de octubre se celebraron en Bulgaria las cuartas elecciones en 18 meses, y la falta de mayorías claras y los vetos cruzados auguran que continuará la inestabilidad y la crisis política.
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El populista Boiko Borisov, ganador de las elecciones, se ha ofrecido a dialogar con todos los partidos para formar una coalición "anti Putin", una oferta que busca romper la falta de apoyos de su partido, el GERB, que no tiene mayoría para gobernar en solitario.
Bulgaria ha sido tradicionalmente uno de los países más cercanos histórica y culturalmente a Rusia de Europa Oriental.