A finales de septiembre la Oficina Federal de Estadística (Destatis) adelantó el dato de la subida de precios, que traduce el incremento de los de la energía, que escaló a un 43,9 % en relación con el año anterior.
En agosto, la tasa interanual se había situado en el 7,9 %, después de que en los dos últimos meses se hubiera registrado incluso una ligera ralentización: en julio fue del 7,5 % y en junio del 7,6 %, mientras que en mayo había sido del 7,9 %.
La difusión de estos datos sigue a la publicación de las previsiones económicas de otoño, presentadas este miércoles en Berlín y que pronostican que el Producto Interior Bruto (PIB) de Alemania retroceda un 0,4 % en 2023 y por lo tanto el país entre en recesión económica.
El Gobierno alemán pronostica una ligera bajada de la inflación en 2023, pero solo hasta el 7 %.
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Los principales institutos económicos del país coinciden con la previsión gubernamental y cuentan con que habrá un drástico aumento de los precios de la energía y aumentos de los costes de producción, que llevarán también a subidas en otros productos y a niveles de inflación que no se veían desde la década de los 70.
Esos institutos habían previsto hace unos meses que la economía alemana crecería inicialmente un 3,1 % y el Gobierno también esperaba que el PIB aumentaría en 2023 un 2,5 %, pronósticos sustancialmente alterados como consecuencia del impacto de la guerra en Ucrania.
