El cartel, con el español Álvaro Morte (Elcano) y el brasileño Rodrigo Santoro (Magallanes) en los papeles protagonistas, ocupa la fachada principal del Palacio de Festivales, donde se desarrolla el Mipcom hasta el próximo jueves.
Sus creadores, el productor vasco Miguel Menéndez de Zubillaga y el director británico Simon West, estuvieron este lunes en Cannes en busca de nuevos territorios a los que llevar la aventura heroica de estos dos marinos, después del éxito que ha tenido tras su estreno en España y en países como Alemania, donde ha sido número uno, o Latinoamérica, donde encabezó también las listas de reproducción.
El afán por convertir la circunnavegación a la Tierra de Elcano y Magallanes, una travesía de tres años que influyó en el comercio, la geopolítica y la ciencia, ha hecho de esta narración histórica una serie de acción y aventuras que aspira ahora a dar la vuelta a las televisiones del mundo.
De Zubillaga pasó los últimos veinte años imaginando la adaptación de esta historia, que ideó como una película y luego se convirtió en una serie de seis episodios.
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La posibilidad de hacerla con productores internacionales, como Amazon o el canal alemán ZDF, pero en español, ha sido una realidad gracias a los avances de los últimos años, con los contenidos hispanos protagonizando los grandes éxitos de las plataformas audiovisuales.
“El mercado ha cambiado mucho y hay más apetito por contenidos en otras lenguas. Han entendido que la audiencia está dispuesta a consumirlo”, comenta De Zubillaga a EFE.
Para West, director de películas de acción como “Jugada Salvaje” o “Mercenarios 2”, esta película ha sido una nueva aventura profesional.
“Miguel vino a buscarme hace cinco o seis años proponiéndomelo como una película al estilo hollywoodiense, como una aventura en alta mar, pero fue difícil encontrar el dinero para hacer un drama histórico”, recuerda West, que ha puesto su propio sello de acción a la producción.
Después, relata, Amazon mostró interés en la historia pero apostando por convertirla en una serie corta con las lenguas originales, todas ellas ajenas al director inglés que ha tenido que basarse en los escritos de producción y en las emociones para orientar a los actores.
“Es una historia llena de acción así que era perfecto, no había que fingir mucho. Hicieron de todo: batallas, motines, luchas con la naturaleza, pasar hambre… Pudimos ser fieles a la historia porque hubo más acción que en una película”, bromea West.
