"Una respuesta al anuncio del gobierno australiano se publicará a lo largo del día", confirmó un portavoz de Exteriores.
El primer ministro israelí, Yair Lapid, reaccionó rápidamente a la medida de Australia, que calificó como "una respuesta apresurada a un informe incorrecto en los medios", y deseó que el nuevo gobierno "maneje otros asuntos con más seriedad y profesionalidad".
"Jerusalén es la capital eterna y unida de Israel y nada cambiará eso", insistó Lapid.
El actual gobierno de Australia, liderado por el laborista Anthony Albanese, quien ganó los comicios en mayo, poniendo fin a nueve años de gestión conservadora, tampoco tiene intenciones de trasladar su Embajada a Jerusalén Oeste sino que la mantendrá en Tel Aviv.
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"Reafirmamos nuestra opinión de que (la situación de) Jerusalén es una cuestión de estatus final", dijo hoy la ministra australiana de Exteriores, Penny Wong, en una rueda de prensa en Camberra, en la que insistió en que su estatus "debe resolverse como parte de cualquier negociación de paz entre Israel y el pueblo palestino".
Australia cambió su política respecto al conflicto palestino-israelí durante el gobierno del liberal Scott Morrison, cuando anunció en diciembre de 2018 el reconocimiento de Jerusalén Oeste como la capital de Israel.
Morrison siguió los pasos del entonces presidente estadounidense Donald Trump, quien rompió el consenso internacional al reconocer Jerusalén como capital israelí en diciembre de 2017, y trasladar a la Ciudad Santa su embajada al año siguiente.
Guatemala, Honduras y Kosovo han seguido sus pasos después.
