"Por orden del Gobierno de Costa de Marfil, la Misión Permanente confirma la decisión de la retirada gradual del personal militar y de policía marfileño desplegado en el marco de la Misión Multidimensional Integrada de las Naciones Unidas para la Estabilización de Mali", señaló la misión en una carta firmada el pasado 11 de noviembre pero publicada a última hora de ayer por medios locales.
Según la misiva, el embajador de Costa de Marfil ante la ONU, Léon Kacou Adom, comunicó la decisión el pasado 28 de octubre al secretario general adjunto de Operaciones de Paz de la organización, Jean-Pierre Lacroix.
De esta manera, el país no seguirá con la rotación de los efectivos que operan en la región central de Mopti ni llevará a cabo el despliegue de soldados y agentes de policía previstos para octubre y noviembre de este año, mientras tampoco serán reemplazadas las tropas de la Minusma en agosto de 2023.
La decisión se dio a conocer después de la detención el pasado 10 de julio de un grupo de 46 militares marfileños a su llegada al aeropuerto de la capital maliense, Bamako, y su imputación por delitos de organización criminal, atentado y complot contra el gobierno, atentado contra la seguridad exterior del Estado y de transporte de armas de guerra.
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Tras su arresto, las autoridades malienses indicaron que los soldados no tenían ningún documento acreditativo de su misión y, después de tomarles declaración, dieron cuatro versiones diferentes de su cometido en el país.
Sin embargo, Costa de Marfil afirmó que eran parte de un destacamento de apoyo desplegado en Bamako "regularmente" y relacionado tanto con la compañía aérea Sahélian Aviation Service (SAS) como con la Minusma.
El número total de los soldados marfileños que estaban detenidos en Bamako era 49, pero a finales de agosto, Mali liberó a tres mujeres que se encontraban entre los detenidos, gracias a la mediación de Togo y por razones humanitarias, según dijeron entonces a EFE fuentes diplomáticas.
Este lunes, Reino Unido anunció también la retirada de sus tropas de la misión de la ONU en Mali, que suman un contingente de 300 militares, mientras el presidente francés, Emmanuel Macron, informó el pasado febrero de la retirada de las tropas galas del país africano, donde se han desplegado mercenarios de la compañía rusa Wagner, que se asocia con los intereses de Moscú.
Mali padece una gran inseguridad, principalmente en el centro y norte de su territorio, debido a la actividad de grupos yihadistas que, junto a un golpe de Estado en marzo de 2012, ocasionó el despliegue en 2013 de la Minusma para estabilizar el país.
La nación está gobernada por una junta militar, después de dos golpes de Estado liderados en agosto de 2020 y mayo de 2021 por el coronel Assimi Goïta, actual presidente de la transición que se negó a convocar elecciones el pasado febrero, como prometió, y ofreció celebrarlas en febrero de 2024.