Según explicó a EFE la coordinadora de la ONG Comisión para los Desaparecidos y Víctimas de Violencia (Kontras, en indonesio), Azharul Husna, la organización está "monitoreando" al menos otros dos barcos que presuntamente navegan en las aguas cercanas a la costa del país, que serían diferentes de los dos buques que llegaron esta semana.
Hay informaciones de que los pasajeros de esas embarcaciones "también se están muriendo de hambre y necesitan ayuda y es por eso que alentamos al Gobierno a tomar la iniciativa para ayudarlos", dijo Azharul por teléfono.
El pasado domingo, unos 57 rohinyás fueron dejados en una playa de la provincia de Aceh, en el extremo norte de la isla de Sumatra, y, un día después, un grupo de casi 200 personas, entre ellos 32 niños, desembarcó en la misma región en un severo estado de deshidratación y debilidad.
La agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, cifró la víspera en 174 los ocupantes de ese último barco llegado a Aceh, mientras que la Policía local lo hizo en 185.
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Los supervivientes afirmaron que 26 personas perecieron en la arriesgada travesía.
La discrepancia en los números, argumentó Azharul, obedece al caos derivado de la situación, ya que los refugiados fueron trasladados a diferentes centros de acogida o de salud a fin de recibir cuidados médicos. A eso se suman los lugareños voluntarios que se desplazan a estos locales en un intento de ayudar a los recién llegados.
"Creo que los lugareños están emocionados y quieren ayudar, pero a veces acaban perjudicando el proceso de ayuda. Hasta las diez de la noche de ayer, los centros de refugio seguían abarrotados", matizó.
De acuerdo con ACNUR, 2022 podría ser uno de los años más mortales para los rohinyás, ya que unos 2.000 refugiados se han embarcado este año en peligrosas travesías en el golfo de Bengala y el mar de Andamán, de los que unos 200 han muerto y 180 se encuentran desaparecidos, pues se cree que su barco naufragó en alta mar.
Además de los dos barcos que llegaron en Indonesia, en las últimas semanas una embarcación con 105 rohinyás fue rescatada por las autoridades de Sri Lanka el pasado día 18 y otra con 152 miembros de esta comunidad fue remolcada por barcos vietnamitas y entregada a Birmania el pasado 7 de diciembre.
Los rohinyás arriesgan sus vidas en peligrosas e insalubres travesías oceánicas en un intento de huir de Birmania, donde sufren persecución, y de los campos de refugiados de Bangladés, donde son víctimas de un aumento de la criminalidad, las restricciones impuestas por las autoridades y la falta de esperanza.
Llegan a pagar entre 1.500 y 2.500 dólares a los traficantes de personas para embarcarse en esos viajes, principalmente con la intención de llegar hacia Malasia.
