El aventurero lleva remando diez días, desde el pasado 6 de enero, y su mayor dificultad han sido, hasta ahora, los vientos y las corrientes submarinas que lo arrastran en algunos momentos en dirección contraria a su destino.
La expedición de Antonio de la Rosa no solo comprende remar en solitario desde la ciudad chilena más austral, Puerto Williams, hasta la isla Elefante de la Antártica, sino que después deberá navegar 2.000 km en vela hasta la isla de Georgia del Sur y cruzar a pie ese islote helado hasta el punto final.
El objetivo de la expedición va más allá de lo deportivo, según explicó Antonio de la Rosa a EFE el día que zarpó desde la Patagonia chilena, sino que quiere promover la defensa y la limpieza de los mares.
La noche más dura hasta ahora, según reporta Antonio de la Rosa en su cuenta de la red social Instagram, fue la del pasado viernes, cuando sufrió vientos constantes de más de 80 kilómetros por hora, con vaivenes que incluso dieron un tumbo de 360 grados a su barca en una ocasión.
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La embarcación, que se llama 'Ocean Defender' para reflejar las convicciones medioambientales del aventurero español, está diseñada específicamente para remar durante largos días en alta mar y es capaz de darse la vuelta sin ayuda de ninguna persona si se queda bocabajo por el oleaje.
El trayecto de Antonio de la Rosa no está siendo una línea recta hacia la Antártica, porque los vientos y las corrientes lo arrastran en algunos momentos en diferentes direcciones; seis días después de zarpar, una corriente marina lo arrastró hacia el norte una distancia equivalente a cuatro horas de remo, que tuvo que volver a recorrer.
"Las corrientes entre Chile y la Antártica son como ríos que se van moviendo constantemente, son prácticamente indetectables, no como los vientos, que los detectan los sistemas", detalla Antonio de la Rosa por su cuenta de Instagram.
"No contaba con este enemigo, las corrientes me lo están poniendo muy difícil, esperaba manejar los vientos para bajar hacia la Antártica, pero las corrientes aquí son imposibles de prever, van en todas las direcciones, a diferencia de lo que pasa en aguas de zonas como el Atlántico y el Pacífico, que son más o menos estables", añade el aventurero.
