Zepeda y su familia pidieron al juez un nuevo plazo para preparar la defensa después de comunicar que el letrado Antoine Vey, uno de los penalistas más reputados de Francia, no defenderá al acusado.
El letrado comunicó al tribunal que Zepeda le había recusado, algo que niega la familia del chileno.
El aplazamiento enfadó a la familia de Narumi Kurosaki, la joven japonesa que mantuvo una relación con Zepeda y que está desaparecida desde diciembre de 2016, y que esperaba que durante este nuevo juicio que el acusado confesara el crimen.
Sus abogados acusaron a la familia del chileno de orquestar una maniobra para retrasar el juicio, previsto inicialmente hasta el 10 de marzo en Vesoul, al este de Francia,.
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"Es una nueva afrenta a las partes civiles y a la familia de Narumi. Es escandaloso, no podemos soportar las maniobras de la defensa", señaló a la prensa la abogada de la familia de la nipona, Sylvie Galley, que estuvo acompañada de la madre y dos hermanas de la desaparecida.
Los letrados de la familia de la familia de la japonesa esperaban un cambio de estrategia del acusado, al que piden que revele el lugar en el que se encuentra el cadáver de Nurami.
En el último momento Zepeda encontró un nuevo letrado, Renaud Portejoie, que ocupará el lugar de los dos de oficio asignados por el juez tras la salida de Vey.
El chileno, hijo de una familia adinerada de Chile, sostiene que no mató a su ex y asegura que está fugada. "Yo no maté a Nurami, también quiero conocer qué pasó", dijo, entre llantos, el acusado en el proceso en primera instancia, en abril pasado.
Una línea de defensa que no le sirvió entonces ante el Tribunal de Besançon, que dio por buenas la multitud de pruebas presentadas por la acusación para condenarle a 28 años de cárcel.
Durante ese primer juicio Zepeda incurrió en numerosas incoherencias y chocó con muchos testimonios que negaban su versión.
El chileno, que en el momento de la desaparición tenía 25 años, viajó a Francia donde residía su ex, a quien había conocido durante una estancia de estudios en Japón.
Según su versión, la encontró por casualidad en el campus universitario de Besançon, aunque durante el juicio fueron muchos los testigos que aseguraron que durante días había dormido en un coche frente a la residencia en la que vivía la joven, de 21 años.
Zepeda colgó en redes sociales un vídeo de amenazas a la joven tras descubrir que esta mantenía una relación con un joven francés, lo que sirvió para apuntalar la tesis de la acusación del juicio por celos.
También quedó probado que el chileno y la japonesa cenaron en la noche del 4 de diciembre de 2016 y las cámaras de videovigilancia vieron a ambos entrar en la residencia juntos.
De madrugada, otros estudiantes testificaron que escucharon gritos y golpes y las cámaras grabaron al chileno salir solo de la residencia.
También quedó probado que compró cerillas, cinco litros de líquido inflamable y un espray de lejía, con los que según la acusación pudo haber hecho desaparecer el cadáver.
El cuerpo de Nurami nunca apareció, pese a que el seguimiento del vehículo de alquiler de Zepeda indicó que en los días posteriores circuló de madrugada por un bosque cercano, antes de abandonar Francia con destino a Chile el 7 de diciembre.
Tras varios meses de batalla judicial, Francia consiguió que la Corte Suprema de Chile accediera a su extradición en julio de 2020 para ser jugado por ese crimen.
