Según la portavoz policial, brigadier Athlenda Mathe, fueron detenidos “más de 550 protestantes por, entre otros, violencia pública, intimidación, daños a infraestructuras cruciales, robo e intento de saqueo”.
Asimismo, las fuerzas de seguridad confiscaron al menos 24.300 neumáticos "que habían sido dispuestos estratégicamente para (cometer) actos criminales", señaló Mathe a última hora de este lunes.
Los arrestos fueron ejecutados por un dispositivo de seguridad compuesto no sólo por agentes de la Policía, sino también por efectivos de la Fuerza de Defensa Nacional de Sudáfrica (SANDF, Ejército), que contaron asimismo con el apoyo de empresas privadas y mecanismos comunitarios de seguridad.
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Miles de personas se manifestaron este 20 de marzo en varias ciudades de Sudáfrica para exigir la dimisión de Ramaphosa con un paro nacional convocado por EFF junto con la Federación Sudafricana de Sindicatos (Saftu), una de las principales organizaciones obreras del país.
Los opositores y activistas protestaban contra la alta tasa de desempleo que sufre el país que, si bien cayó a finales de 2022 por cuarto trimestre consecutivo, se sitúa todavía en el 32,7 %.
Asimismo, los manifestantes marcharon contra la grave crisis energética que atraviesa Sudáfrica, cuya economía se ha visto golpeada por constantes apagones rotativos durante el último año, un fenómeno conocido como “loadshedding” (“quitarse carga”) y causado por el mal estado de su red eléctrica, dependiente casi totalmente de la endeudada compañía estatal Eskom.
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La corrupción, la deficiente planificación frente al aumento de la demanda energética, las averías y el impacto de la delincuencia (por ejemplo, por robo de equipamiento y cables) son algunos de los factores que explican esa crisis, que llevó a Ramaphosa a declarar el "estado de desastre nacional" y a crear un nuevo Ministerio de la Electricidad.
La tensión por las movilizaciones de este lunes recordó las convulsas protestas desatadas en julio de 2021 tras el ingreso en la cárcel por desacato del expresidente Jacob Zuma (2009-2018), después de que se negara repetidamente a declarar en la gran investigación conocida como “Captura del Estado” sobre la presunta corrupción en el aparato público sudafricano bajo su mandato.
Días después de su entrada en prisión a principios de ese mes, estallaron en el país disturbios y saqueos masivos que, si bien empezaron como protestas de apoyo al exmandatario, degeneraron en una violencia general, espoleada por los graves problemas socioeconómicos del país, que causó 354 muertos.
A pesar de los temores a la violencia y bajo el fuerte dispositivo de seguridad, las manifestaciones se desarrollaron ayer sin incidentes graves.
