"El año pasado tuvimos 37 escalas con 55.000 pasajeros. Este año tenemos 47 escalas pero con cruceros de mayor capacidad y deberíamos recibir entre 160.000 y 170.000 personas a final de temporada en noviembre. Nuestro objetivo es alcanzar las cifras de 2010, año de referencia, con un millón de pasajeros", señaló a Efe el director general del puerto de la Goulette (capital), Sami Debbiche.
Como novedad este año, explicó el responsable, los cruceros de Estados Unidos volverán a atracar en el país magrebí gracias a su promoción en numerosas ferias del extranjero y tres barcos harán parada la próxima semana además de haber recibido una decena de solicitudes para integrar este destino a su circuito.
Aunque Túnez contará con tan sólo unas horas para seducir a los turistas con excursiones para visitar el zoco de la capital o el sitio arqueológico romano de Cartago, clasificados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, las autoridades se muestran optimistas y apuestan por el turismo de cruceros.
Sin embargo, la llegada de turistas coincide hoy con la celebración del Eid al-Fitr (fiesta del fin de ayuno), por lo que la mayoría de establecimientos hosteleros permanecen cerrados hasta el ocaso.
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Evelyn, originaria de El Salvador, se muestra sorprendida por la multitud y los precios del país mientras muestra un cartel con las tarifas de taxi: un trayecto hasta el centro de la ciudad, que cuesta habitualmente 10 dinares (cerca de 3 euros), está fijado a 50 euros para cuatro personas, el doble para ocho viajeros.
"Intentamos llegar al centro pero hay mucha fila para esperar taxi y es muy caro. Sólo queremos ir a tomar algo a un café", relata la joven acompañada de un grupo de amigos.
Entre las propuestas turísticas, el letrero de bienvenida propone una visita al museo nacional de Bardo, que se encuentra cerrado desde que el presidente Kais Said se arrogó plenos poderes en julio de 2021 y ordenó la suspensión del Parlamento, edificio con el que comparte recinto.
Túnez recibió el pasado año 6,3 millones de turistas aunque los ingresos del sector -que representa el 14% del PIB y del que dependen cerca de 400.000 empleos directos e indirectos- sumaron tan sólo 4.000 millones de dinares (equivalente a 1.200 millones de euros), lo que representa cerca de un 20 % menos que en 2019, año previo a la pandemia.
El turismo ha sufrido varias crisis desde el inicio de la transición democrática en 2011, especialmente tras la cadena de ataques terroristas en 2015, que terminaron con la vida de 72 personas, 60 de ellas turistas extranjeros.
Aunque las autoridades buscan diversificar la oferta más allá del turismo termal y de playa, con destinos alternativos como el sur desértico -que ocupa el 30% del territorio- o sus 2.000 sitios arqueológicos, por el momento es difícil competir con sus cerca de 1.200 kilómetros de costa.
