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“Las dos placas de cobre de la cúpula dañadas han sido reemplazadas”, informó Yelena Krílova, portavoz de la administración presidencial, a la agencia Interfax.
El Palacio del Senado, edificio donde ondea la bandera tricolor rusa que se puede ver desde la plaza Roja, sirve desde la caída de la Unión Soviética en 1991 como despacho del presidente de la Federación Rusa.
En el momento en que los restos de los drones derribados por la defensa antiaérea impactaron sobre la cúpula, el presidente ruso, Vladímir Putin, no se encontraba en su despacho, sino en su residencia campestre de Novo-Ogariovo, donde pasa la mayor parte del tiempo.
De hecho, Putin volvió el jueves a su despacho en el Kremlin para reunirse con el ministro de Economía, Maxim Reshétnikov.
La prensa local destacó que dicho ataque, que algunos medios independientes e internacionales consideran una escenificación, fue el primero perpetrado contra el Kremlin desde la Segunda Guerra Mundial.
El Kremlin acusó a EEUU de estar detrás del ataque y de otros atentados en territorio ruso, lo que ha sido negado categóricamente por Washington.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también ha negado cualquier vinculación con el ataque, aduciendo que Kiev sólo se defiende y no apunta contra objetivos en territorio ruso.
Putin abordó este viernes con su Consejo de Seguridad la organización del desfile militar del Día de la Victoria el 9 de mayo en la plaza Roja, la principal preocupación de las autoridades tras el ataque.
El líder ruso no participará ese mismo día en la multitudinaria marcha por las calles de Moscú en la que los rusos portan fotos de sus familiares caídos en la contienda mundial, ya que ese acto (Regimiento Inmortal) se ha cancelado por motivos de seguridad.