Efectivos de la Inteligencia iraquí detuvieron al integrante del Estado Islámico en la céntrica zona capitalina de Rasafa, después de que se realizara un seguimiento del sospechoso y se le tendiera una emboscada dentro del hotel donde se alojaba, de acuerdo con el comunicado de Interior, que no reveló el nombre del presunto terrorista.
El ministerio de Interior se limitó a difundir una fotografía del arrestado, vestido con una túnica tradicional blanca, con las manos atadas en la espalda, y con la cara pixelada.
El arrestado, "confesó abiertamente" durante el interrogatorio "su afiliación al Estado Islámico y que (la organización) le asignó la tarea de proporcionar información personal de los miembros de los servicios de seguridad en la provincia de Nínive", en el norte de Irak y una de las principales zonas de actividad del grupo terrorista en el país árabe.
La organización yihadista fue derrotada territorialmente en 2017 tras haber controlado amplias zonas de Irak desde 2014, pero sus remanentes todavía siguen llevandoa cabo ataques, sobre todo contra las fuerzas de seguridad iraquíes y particularmente en la frontera con Siria y el norte y centro del país.
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Se estima que el Estado Islámico cuenta con entre 5.000 y 7.000 miembros y simpatizantes repartidos entre el Irak y Siria, de los cuales aproximadamente la mitad son combatientes, según un informe del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas publicado en febrero.
En Irak la organización opera sobre todo en zonas rurales montañosas y aprovecha la porosidad de la frontera sirio-iraquí para perpetrar ataques, mientras que las fuerzas de seguridad iraquíes consiguieron abatir a alrededor de 150 presuntos terroristas durante las operaciones llevadas a cabo durante 2022.