Esta situación llevó al presidente francés, Emmanuel Macron, a denunciar ayer viernes que el embajador galo en Níger, Sylvain Itté, y varios diplomáticos han sido "tomados literalmente como rehenes" en la propia embajada gala en Niamey.
Según constató EFE en la capital nigerina, las autoridades de ese país paran a cualquier vehículo que pretenda entrar o salir en la legación diplomática, los registran sistemáticamente y desde hace aproximadamente una semana retiran todos los alimentos o bebidas que puedan llevar.
Los diplomáticos que se encuentren dentro sí disponen de agua del grifo, pero no pueden beber el agua embotellada que se les solía llevar.
Las autoridades solo dejan entrar y salir de la embajada a los funcionarios nigerinos que trabajan en ella.
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En la base aérea de las afueras de Niamey donde Francia dispone de tropas ocurre una situación parecida. El pasado martes, un vehículo con pan y bollos se disponía a entrar y fue atacado por los manifestantes que se concentran en el lugar desde hace semanas para pedir la salida de las fuerzas galas.
Y el miércoles impidieron entrar, con el consentimiento de las autoridades que vigilan la entrada a la base, a un coche con bebidas.
La junta militar, en el poder en Níger desde el 26 de julio tras un golpe de Estado, retiró a finales de agosto las credenciales al embajador francés e instruyó a la policía nigerina para que procediera a su expulsión.
El Ministerio de Exteriores nigerino informó entonces de que Itté "ya no disfruta de los privilegios e inmunidades ligados a su estatus de miembro del personal diplomático de la embajada".
Sin embargo, el diplomático sigue en el país africano y Francia argumenta que lo hace porque no reconoce a la junta militar como gobierno legítimo.
Níger vive desde el pasado 26 de julio una crisis política cuando una junta militar -autodenominada Consejo Nacional para la Salvación de la Patria (CNSP) y encabezada por el antiguo jefe de la Guardia Presidencial, el general Abdourahamane Tiani- destituyó al presidente, Mohamed Bazoum (bajo arresto domiciliario desde entonces), y suspendió la Constitución.
El golpe fue condenado por la comunidad internacional y por la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao) que decretó duras sanciones económicas y comerciales contra Níger (miembro del bloque antes de que fuera suspendido) y también amenazó con una acción militar contra los golpistas para restablecer el orden constitucional.