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Los ejercicios, conocidos como Samasama (juntos, en tagalo), se desarrollan en el sur de la isla de Luzón, donde se encuentra la capital filipina, e incluyen prácticas de guerra antisubmarina, antisuperficie, antiaérea y electrónica.
"Las maniobras Samasama sirven para mejorar la interoperabilidad, estrechar la cooperación regional y abordar amenazas no habituales que se ciernen sobre nuestras fronteras", indicó el comandante de la Marina filipina, vicealmirante Toribio Adaci Jr, según el canal GMA.
"Desde la defensa territorial a afrontar crímenes transnacionales, Samasama nos permite abordar juntos las amenazas", agregó Adaci.
El comandante de la Séptima Flota de Estados Unidos, vicealmirante Karl Thomas, señaló que las maniobras refuerzan la cooperación entre los países de la región para reconocer la libertad de navegación en el mar de China Meridional.
Thomas indicó que es "optimista" de que la cooperación entre los países podrá mantener la paz en la región.
En los ejercicios participan más de 730 efectivos filipinos y unos 630 estadounidenses e incluye además la intervención de miembros de las Armadas de Japón, Australia, Canadá, Reino Unido, Francia y Australia en el intercambio de información en respuestas ante de desastres, entre otros asuntos, mientras Nueva Zelanda e Indonesia mandarán observadores.
"Participamos en Samasama, en Filipinas, para destacar nuestro compromiso compartido de defender el estado de derecho, garantizar la libertad de uso marítimo y mantener un orden internacional basado en reglas", indicó hoy en X (Twitter) la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón, con 169 participantes en las maniobras.
En el mismo sentido se expresó el embajador estadounidense en Japón, Rahm Emanuel, al subrayar que estos ejercicios multinacionales son "un testimonio de los vínculos duraderos entre las naciones participantes".
Los ejercicios militares entre Estados Unidos y Filipinas son una práctica habitual, enmarcada dentro del tratado de mutua defensa que ambos países firmaron en 1951.
No obstante, esta edición cuenta con un elemento adicional de controversia, pues se celebra tras meses de intensificación en los lazos de defensa entre EE.UU. y Filipinas, a raíz del nombramiento del presidente Ferdinand Marcos Jr. el pasado año, y en medio de una reciente escalada de tensiones con China por disputas territoriales.
China emitió el pasado jueves una alerta de navegación en la que prohibía, sin mayor elaboración, cualquier ejercicio militar previsto en el mar de China Meridional, donde las reclamaciones del gigante asiático y Manila chocan por varias islas y atolones, recoge el canal público CCTV.
Pekín reclama casi la totalidad del mar de China Meridional, incluidos los archipiélagos Paracel y Spratly, una reivindicación que se solapa con las áreas económicas exclusivas de 200 millas náuticas, tal como indica la legislación internacional, de países como Filipinas, Vietnam y Malasia.
China alega razones históricas para sus reclamaciones, pero en 2016 la Corte Permanente de Arbitraje dio la razón a Manila en su denuncia contra las reivindicaciones chinas, decisión que Pekín se niega a acatar.