"No comprometeremos nuestros derechos sobre nuestras aguas y tierras, y el Estado y la Resistencia cooperarán en cualquier paso que lleve a la liberalización de nuestro territorio", afirmó el clérigo chií durante un discurso recogido por la televisión Al Manar, que actúa como portavoz de Hizbulá.
En las últimas semanas, salieron a la luz presuntas negociaciones indirectas entre ambos países enfrentados coincidiendo con una visita al Líbano del mediador estadounidense Amos Hochstein, quien ya se encargó de coordinar el histórico acuerdo con el que hace un año establecieron formalmente sus fronteras marítimas.
Las dos naciones están separados por la denominada Línea Azul, una suerte de frontera de facto temporal establecida por la ONU en 2000 para marcar la línea de repliegue a la salida de las tropas israelíes que habían ocupado el sur del Líbano hasta aquel momento.
Nasrala consideró que cualquier diálogo debe centrarse solo en los puntos fronterizos "ocupados" por el Estado judío, por lo que reivindicó las Granjas de Chebaa y las Colinas de Kafr Chouba -disputadas por el Líbano, Israel y Siria-, además de la parte norte de la aldea de Ghajar.
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A comienzos de este verano, Israel construyó una valla alrededor de la mitad septentrional de Ghajar, tomando el control total de la aldea pese a que la parte norte pertenece técnicamente al Líbano.
La otra mitad de Ghajar, poblada por la minoría alauita, ya pertenecía técnicamente al territorio israelí, pues forma parte del Golán sirio que el Estado judío ocupó durante la Guerra de los Seis Días en 1967 y que posteriormente anexionó de forma unilateral en 1981.
Hizbulá libró una guerra con Israel en 2006 y controla la franja meridional del Líbano limítrofe con ese país.
