En un artículo escrito para The Guardian, Wong indicó el viernes que "comida, agua, medicina, combustible y otra ayuda esencial deben llegar a las personas en necesidad urgente y los civiles, incluidos australianos, deben poder ponerse a salvo".
La ministra agregó que "es por esto que tantos países, incluida Australia, han estado pidiendo pausas humanitarias en las hostilidades como un primer paso necesario".
Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y la ONU, entre otros, han pedido pausas humanitarias en los ataques contra Gaza, pero Israel se ha negado hasta ahora y mantiene un cerco a la llegada de alimentos, agua y combustible a Gaza.
En su artículo, la diplomática australiana destacó el derecho de Israel a defenderse tras el ataque el pasado 7 de octubre del grupo islamista palestino Hamás, al que acusó de usar a civiles como escudos humanos.
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Wong indicó que Hamás debe ser desarticulada para que haya paz en Israel y Palestina, pero también instó a las autoridades israelíes a respetar las leyes internacionales y de la guerra y agregó que la solución final será la creación de dos Estados para Israel y Palestina.
"La comunidad internacional no aceptará la continuada muerte de civiles", expresó Wong, quien precisó que Israel "afrontar un gran riesgo si el conflicto se extiende".
Según la ministra, unos 2.000 australianos han abandonado Israel y los territorios ocupados de Palestina desde la escalada del conflicto, mientras que 25 australianos han podido salir de la Franja de Gaza en los últimos días por el paso fronterizo de Gaza.
Wong también expresó su preocupación por los 15.000 australianos en Líbano y les instó a que abandonen el país cuando puedan ante la escalada entre las fuerzas de Israel y el grupo chií libanés Hizbulá.
El pasado 7 de octubre, el brazo armado de Hamás lanzó un ataque en suelo israelí en el que mató a más de 1.400 personas y secuestró a más de 200 personas, incluidos extranjeros, a los que llevó a su territorio controlado en Gaza.
La represalia militar de Israel contra Gaza ha causado desde entonces más de 9.000 muertos, incluidos más de 3.700 niños.