El Gobierno de Sudán acusa a los paramilitares de cometer una "limpieza étnica" en Darfur

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Jartum, 10 nov (EFE).- El Gobierno de Sudán, controlado por la cúpula del Ejército, acusó hoy al grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) de llevar a cabo una "limpieza étnica" en el estado de Darfur Oeste, donde según la ONU en los últimos días esas milicias han cometido una masacre.

"Durante los últimos días, las milicias cometieron crímenes a escala de limpieza étnica en Darfur Oeste", dijo en un comunicado el Ministerio de Exteriores sudanés, que afirmó que los paramilitares están asesinando indiscriminadamente a civiles de la tribu masalit, un clan de origen africano oriundo del oeste de Sudán.

Según la nota, sin embargo estos crímenes se remontan al pasado mes de junio, cuando tribus árabes aliadas de las FAR mataron al gobernador del estado y masacraron a "más de 4.000 civiles de la tribu masalit" y forzaron el desplazamiento de "la mayoría de la población" de Darfur Oeste.

También acusó al grupo, que ha declarado terrorista, de inspeccionar las viviendas de Ardamata, localidad próxima a Al Geneina -capital de Darfur Oeste- con el objetivo de sembrar el pánico y forzar el desalojo de los habitantes.

"Estos crímenes son una estrategia deliberada para evacuar el estado de sus habitantes locales y asentar miembros y mercenarios de las milicias, incluyendo a no sudaneses", indicó Exteriores en la nota.

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La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) dijo hoy que en los últimos días al menos 800 personas han muerto en Ardamata como resultado de varios ataques perpetrados por tribus árabes y los paramilitares después de que el Ejército se retirara de esta zona de Darfur tras intensos combates con las FAR.

Según la agencia humanitaria, Ardamata albergaba también un campo de desplazados internos, donde cerca de 100 refugios fueron arrasados y se saquearon cargamentos de ayuda humanitaria.

Esta masacre ha despertado una ola de condena internacional, aunque eclipsada por la guerra en la Franja de Gaza, mientras que la ONU ha indicado que ha iniciado investigaciones para esclarecer lo ocurrido en estos primeros días de noviembre.

Según ACNUR, sólo en la última semana, más de 8.000 refugiados sudaneses han huido al vecino Chad, aunque esta cifra estaría "probablemente subestimada" debido a las dificultades para registrar las nuevas llegadas.

Organizaciones locales sudanesas, por su parte, estiman que más de 20.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

La tragedia se produce en el marco de la guerra abierta entre el Ejército sudanés y las FAR desatada el pasado 15 de abril, un conflicto enquistado que ha convertido a Sudán en el país con más desplazados internos del mundo, según la ONU.

Las partes enfrentadas alcanzaron hace apenas una semana un acuerdo para proteger a los civiles y facilitar la entrada de ayuda humanitaria, pero casi desde el primer día se han acusado mutuamente de infringir este acuerdo alcanzado en la ciudad saudí de Yeda con la mediación de Arabia Saudí y Estados Unidos.

Hasta el momento, este conflicto ha causado la muerte de cerca de 9.000 personas y el desplazamiento interno y externo de más de 6 millones de personas, mientras que otros 25 millones de sudaneses están en necesidad apremiante de ayuda humanitaria, según Naciones Unidas.