Ante la escalada regional por la guerra entre el Ejército israelí y el grupo islamista Hamás en Gaza, la Policía israelí impuso hoy -igual que las semanas anteriores- límites de movimiento entorno a la Ciudad Vieja de Jerusalén, impidiendo a muchos palestinos de acceder a rezar a la Mezquita de Al Aqsa, donde los viernes se solían reunir entre 60.000 y 70.000 fieles de medio.
Ante ello, según Wafa, muchos fieles "realizaron oraciones en las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén", y se registraron ciertos choques con las fuerzas israelíes, que lanzaron gases lacrimógenos y aplicaron medios de dispersión antidisturbios en el barrio de Wadi al Joz, cercano al casco viejo y al complejo de Al Aqsa, tercer lugar más sagrado para el islam y símbolo nacional palestino.
En las semanas anteriores, desde que estalló la guerra entre Hamás e Israel el pasado 7 de octubre, la Ciudad Vieja de Jerusalén se ha visto más bien vacía de palestinos, en una imagen que contrasta con los tiempo previos al conflicto, cuando solía abarrotarse de gente.
En gran medida, estas semanas las fuerzas de seguridad están prohibiendo el acceso de jóvenes a la Explanada de las Mezquitas, y solo dan acceso más bien a gente adulta y mayores de 60 o 70 años, concretaron estos días a EFE palestinos de la Ciudad Vieja.
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A su vez, desde el inicio del conflicto en Gaza la Policía israelí ha incrementado en gran medida los controles de seguridad y envió refuerzos en la zona, donde muchos palestinos han denunciado abusos, agresiones y detenciones arbitrarias de las fuerzas de Israel.
Israel se hizo en 1967 con el control de Jerusalén Este, donde actualmente residen en torno a 350.000 palestinos, en torno al 40 % de habitantes de la Ciudad Santa. En 1980, se anexionó a su vez el área oriental de la urbe a soberanía israelí.
