“Hablamos en total de más de 800 misiles preparados para ser utilizados por el enemigo en la etapa del terror energético”, dijo Gumeniuk, citando información de la inteligencia militar ucraniana (GUR).
Entre los misiles acumulados en esta península situada al sureste de la Ucrania peninsular desde la que Rusia lanza muchos de sus ataques aéreos destacan los misiles de crucero Kalibr y los misiles supersónicos Onyx.
Ucrania no tiene sistemas aéreos capaces de interceptar misiles supersónicos en la mayor parte del territorio.
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Con la excepción de la capital, Kiev, donde los ucranianos han construido una sofisticada arquitectura de defensa aérea moderna con los mejores sistemas recibidos de occidente, Ucrania es de manera general vulnerable a misiles rusos supersónicos como los Onyx o los Kinzhal.
Rusia llevó a cabo el año pasado una campaña masiva de ataques aéreos contra las redes térmica y eléctrica ucranianas que dejó sin luz y calefacción a millones de ucranianos en la época más fría del año.
Kiev viene advirtiendo desde hace semanas de que Rusia está acumulando misiles para repetir la campaña este invierno cuando las temperaturas hayan bajado de cero.
