"El Ejército de Burkina Faso utilizó una de las armas más precisas de su arsenal para atacar a grandes grupos de personas, causando la pérdida de numerosas vidas civiles en violación de las leyes de la guerra", señaló la investigadora principal de HRW para la región del Sahel, Ilaria Allegrozzi, en un comunicado.
"El Gobierno de Burkina Faso debe investigar de forma urgente e imparcial estos aparentes crímenes de guerra, exigir cuentas a los responsables y proporcionar apoyo adecuado a las víctimas y sus familias", añadió Allegrozzi.
La organización señaló que los medios de comunicación "controlados por el Gobierno" publicaron que en los tres ataques murieron combatientes islamistas, sin hacer referencia a las víctimas civiles.
De hecho, el pasado 3 de agosto la estatal Radiodiffusion Télévision du Burkina (RTB) informó de que el Ejército había dirigido una operación aérea con éxito contra un grupo de combatientes islamistas que estaban preparando "ataques a gran escala".
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Sin embargo, según HRW, el vídeo emitido mostraba cómo se disparaba contra decenas de personas y animales en un mercado cerca de la localidad de Bouro, en el norte del país.
Los otros dos ataques se perpetraron a finales de septiembre en Bidi, también en el norte, en un multitudinario funeral, y el 18 de noviembre en Boulkessi, cerca de la frontera con Mali, cuando un avión militar no tripulado de Burkina Faso atacó un mercado abarrotado.
Los testigos recogidos por la organización pro derechos humanos afirmaron que esas zonas estaba controlada por el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM, siglas en árabe), vinculado a Al Qaeda.
Desde 2015 varios grupos yihadistas, ligados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, se han establecido en el norte de Burkina Faso, donde atacan constantemente a la población local.
El país tuvo también en 2022 dos golpes de Estado (el 24 de enero y el 30 de septiembre), entre el descontento de la población y el Ejército por los ataques terroristas, que han desplazado a más de dos millones de personas.