"Vete tranquilo, camarada Hage Geingob. Vete tranquilo, nuestro héroe. Vete tranquilo, nuestro querido presidente. Descansa en perfecta paz eterna", dijo emocionada al intervenir en la ceremonia Netumbo Nandi-Ndaitwah, vicepresidenta del país.
Las exequias tuvieron lugar en el Estadio de la Independencia, en la capital namibia, Windhoek, a donde acudieron cientos de personas que quisieron dar su último adiós a Geingob, alabado por sus homólogos de toda África como un defensor de la voz del continente.
Tras la llegada hacia las 12.00 hora local (10.00 GMT) al estadio del féretro, que fue recibido por una banda de música militar, éste fue trasladado a hombros por miembros de las Fuerzas de Defensa de Namibia (NDF, por sus siglas en inglés) hasta la principal carpa dispuesta en el recinto, a la que se podía llegar caminando sobre una alfombra roja.
Cargaron también con el ataúd el hijo mayor del presidente, Mangaliso Fernandez Geingob; el líder de la oposición, McHenry Venaani; y el exministro y veterano de la gobernante Organización Popular del Suroeste de África (SWAPO), que Geingob dirigía, Ben Amathila, entre otros.
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Uno a uno, mostraron sus respetos ante el féretro cubierto con la bandera namibia -de color rojo, verde y azul, y con un sol amarillo- diferentes líderes africanos, que dedicaron también sentidas palabras al mandatario fallecido.
"He perdido a un hermano mayor (...) Hemos venido a una de las naciones más grandes de África para acompañar a uno de los líderes más importantes de África de vuelta a casa", dijo, por ejemplo, el presidente de Malaui, Lazarus Chakwera.
"Reconocemos el notable liderazgo y su auténtico carácter de hombre de Estado", afirmó, por su lado, Hakainde Hichilema, su homólogo zambiano.
Uno de los momentos más emotivos fue la intervención de la viuda de Geingob, Monica Geingos, ataviada con un vestido negro, quien destacó que "para ser un hombre poderoso, era humilde".
"La muerte de Hage es un recordatorio de que debemos estar preparados. No estaba preparada para perderlo", lamentó.
Acudieron también a la ceremonia los presidentes de Sudáfrica, Cyril Rampahosa; Kenia, William Ruto; Zimbabue, Emmerson Mnangagwa; Mozambique, Filipe Nyusi; y Tanzania, Samia Suluhu Hassan, entre muchos otros.
Asimismo, estuvo presente Frank-Walter Steinmeier, presidente de Alemania, exmetrópoli del país africano, que expresó su "compromiso con el camino de la reconciliación" en relación al genocidio de los pueblos herero y nama a manos del Imperio Alemán a principios del siglo XX.
"Espero poder volver a su país. Creo que ya es hora de presentar una disculpa a Namibia. Lo único que lamento es que Geingob no estará aquí para cerrar el proceso (de reconocimiento y reparación por el genocidio) que inició", señaló Steinmeier.
Nacido en 1941, el líder namibio debía finalizar su segundo y último mandato este año, tras presidir el país desde 2015, después de revelar en 2014, cuando ocupaba el cargo de primer ministro, que había sobrevivido a un cáncer de próstata.
Recientemente, el pasado 19 de enero, la Presidencia reveló que había sido diagnosticado de nuevo con esta enfermedad.
Geingob deja un legado agridulce, marcado tanto por su participación en la lucha por la independencia como por la extrema desigualdad de la que no consiguió librar a su país.
El fallecido mandatario recibirá sepultura este domingo en el conocido como Acre de los Héroes, un enorme monumento situado a las afueras de Windhoek.
