"Extiendo mi más sincero pésame y solidaridad a las familias de las víctimas y al pueblo de Burkina Faso, y deseo una pronta recuperación a los heridos", afirmó la coordinadora humanitaria de la ONU en el país africano, Carol Flore-Smereczniak, en un comunicado que publican este jueves medios locales.
"La comunidad humanitaria está devastada por este trágico incidente y no hay palabras que puedan expresar nuestra consternación", afirmó Flore-Smereczniakn sobre el ataque, ocurrido en la ciudad de Barsalogho.
Las agencias de Naciones Unidas y su socios, en colaboración con las autoridades, están brindando asistencia de emergencia a las comunidades afectadas, incluida atención médica y apoyo psicológico, precisó la nota.
"Reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable de apoyar al pueblo de Burkina Faso durante este período de crisis", enfatizó la coordinadora, quien instó a la comunidad internacional a "reforzar su apoyo para garantizar que las poblaciones afectadas por la crisis reciban la asistencia necesaria".
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Este año, añadió la ONU, el personal humanitario necesita 935 millones de dólares (842,5 millones de euros) para satisfacer las necesidades urgentes de 3,8 millones de personas en el país, pero hasta la fecha, sólo se ha recibido el 34 % de esa cantidad.
Más de 200 personas resultaron heridas en el brutal ataque, reveló a EFE este martes un médico que atendió a las víctimas.
Cinco días después de la matanza, las autoridades burkinesas siguen sin confirmar el número de muertos en el ataque reivindicado por el Grupo por el Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, por sus siglas en árabe), organización ligada a la red terrorista Al Qaeda.
Aunque el JNIM cifró en hasta 200 el número de fallecidos, EFE no ha podido corroborar de manera independiente ese extremo.
Sin embargo, en un vídeo de propaganda difundido por el grupo se podía ver a cientos de personas que yacían sobre charcos de sangre.
Los terroristas cometieron el ataque mientras los vecinos de Barsalogho cumplían con las órdenes militares de cavar trincheras para frenar el avance yihadista.
Al parecer, la población se había negado antes a ayudar a las fuerzas de seguridad en esa tarea al temer represalias yihadistas.
Burkina Faso se enfrenta, desde 2015, a grupos yihadistas ligados a Al Qaeda y al Estado Islámico que controlan muchas zonas del país y atacan constantemente a la población.
Miles de personas han muerto en numerosos ataques y más de dos millones se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
El país encajó dos golpes de Estado en 2022: uno el 24 de enero, dirigido por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, y otro el 30 de septiembre, encabezado por el capitán Ibrahim Traoré, quien dirige actualmente la nación.
Ambos golpes llegaron tras el descontento entre la población y el Ejército por los incesantes ataques yihadistas.
