Las declaraciones de Salvini -que lidera una formación que tiene la lucha contra la migración como elemento central- se produjeron el viernes tras el arresto de Moussa Sangare, ciudadano italiano de 31 años, nacido en Milán, de origen maliense y que confesó que apuñaló a fines de julio a Verzeni a la víctima en la calle sin un motivo aparente en la localidad de Terni d'Isola, provincia de Bérgamo.
Desde el asesinato, el caso recibe mucha cobertura de la prensa, y tras un mes de investigación que culminó con la detención del presunto asesino, miembros de los partidos de oposición han acusado a Salvini de instrumentalizar el caso en beneficio propio.
"Origen norteafricano y ciudadanía italiana", dijo el viernes Salvini en Facebook. Tras desatarse la controversia, se defendió arguyendo: "No hay ninguna connotación racial, es solo una noticia".
Otros miembros de la Liga -socia de la coalición de Gobierno junto a la fuerza ultraderechista Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y la formación centro-derechista Forza Italia- han hecho declaraciones en la misma línea.
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Verzeni está entre "las mujeres italianas asesinadas a manos de inmigrantes" por "políticas de izquierda pro acogida que han traído asesinos despiadados" a Italia, dijo el diputado Rossano Sasso.
Entre las fuerzas de oposición, miembros del centro-izquierdista Partido Demócrata han criticado a Salvini.
"Toda generalización contra los extranjeros, hasta sugerir que detrás de un comportamiento individual hay un ADN étnico criminal, no es más que racismo", dijo Antonio Nicita, senador del centro-izquierdista Partido Demócrata.
Por otro lado, Riccardo Maggi, miembro del grupo +Europa, condenó las "publicaciones racistas y manipuladoras" de Salvini.
Luana Zanella, diputada de Alianza Verdes-Izquierda, consideró que el comentario de Salvini supone un "intento de acreditar un origen étnico del feminicidio". Para ella, "es inaceptable porque niega total y culpablemente la transversalidad de un fenómeno que no concierne a clases sociales, color de piel, fronteras estatales".
Estos años, el debate en torno a la migración y los discursos contrarios a esta se han hecho más presentes en Italia a medida que la ultraderecha ganó influencia y poder.
De mientras, el Ejecutivo de Giorgia Meloni -que gobierna desde octubre de 2022- va actuando para frenar los flujos migratorios irregulares, en gran medida de personas que salen desde el norte de África para llegar a Italia a través de la ruta del Mediterráneo.
Todo ello se produce a su vez entre un debate que va apareciendo en el país en torno a la Ley de Ciudadanía. Desde hace años, grupos de centro e izquierda han intentado impulsar medidas como el 'Ius Soli' (Derecho de suelo, en latín), por el que se establece que la ciudadanía italiana se puede adquirir por nacer en el país.
Hasta ahora esto no prosperó, y durante los últimos tiempos se puso sobre la mesa otra propuesta, el 'Ius Scholae' (Derecho por escuela), por la que se otorgaría ciudadanía a hijos de migrantes con varios años de escolaridad en el país, medida que también genera recelo entre los grupos de derecha y ultraderecha italianos.