Así lo reveló a EFE este miércoles una fuente del opositor y prokurdo partido DEM tras confirmar que había obtenido el permiso del ministerio de Justicia turco para enviar mañana, jueves, una delegación a la prisión de la isla de Imrali, en el mar de Mármara, a unos 50 kilómetros al suroeste de Estambul, donde se entrevistará con Öcalan.
Será la tercera visita al líder kurdo de 75 años que realizan los altos cargos del DEM en los últimos tres meses, durante los cuales también mantuvieron contactos con los líderes del PKK, la guerrilla kurda en Turquía, que instalaron sus bases en el norte del vecino Irak.
En base a estas negociaciones, se espera que Öcalan haga un llamamiento al PKK para que deponga las armas y se logre así el fin de la lucha armada que inició en 1984 para lograr la independencia de los cerca de 12 millones de kurdos que viven en Turquía.
Hoy, cuadro décadas después de una sangrienta lucha que causó más de 45.000 muertes, sus reivindicaciones se reducen a una amplia autonomía, la enseñanza del idioma kurdo en los colegios y la liberación de Öcalan.
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La declaración pública de este dirigente -que podrá ser escrita o mediante un vídeo- será "histórica" y se producirá "probablemente el viernes", indicó a EFE la citada fuente.
Además, el DEM tiene previsto ofrecer una rueda de prensa para informar sobre su visita al encarcelado líder kurdo.
La formación prokurda participa así en el relanzamiento del proceso de paz que quedó truncado en 2015, tras lo cual se intensificaron los combates armados entre los militantes del PKK y las fuerzas turcas.
La esperanza de nuevas negociaciones resurgieron recién en octubre pasado, cuando el líder del partido ultranacionalista MHP, Devlet Bahçeli, propuso invitar a Öcalan al Parlamento para anunciar la disolución del PKK.
El MHP es el principal aliado del gobernante AKP del presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan.
Öcalan fue capturado en Nairobi en febrero de 1999 y trasladado hasta Turquía, donde fue juzgado y condenado a muerte, pero las negociaciones de Ankara para entrar en la Unión Europea (UE) obligaron al Estado turco a conmutar la pena de muerte por cadena perpetua.
Desde entonces ha permanecido en la prisión de la isla de Imrali en un aislamiento casi total, con muy pocos contactos con el mundo exterior.
