"Es crucial que, de ahora en adelante, infundamos un mayor sentido de urgencia a nuestros respectivos planes de trabajo. El énfasis debe estar en las estrategias colaborativas para mejorar la paz y la seguridad en la RDC", declaró durante la apertura de una cumbre extraordinaria virtual el presidente de Zimbabue y jefe de turno de este bloque regional de dieciséis países, Emmerson Mnangagwa.
"Las repercusiones de la inestabilidad van más allá de las fronteras de la RDC y afectan a toda la región", señaló Mnangagwa ante los líderes reunidos para abordar el aumento de la violencia en los últimos meses entre el poderoso grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), apoyado por Ruanda, y el Ejército de la RDC.
Además de Mnangagwa y del presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, asistieron sus homólogos de Tanzania, Samia Suluhu Hassan; Mozambique, Daniel Chapo; Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; Botsuana, Duma Boko; Namibia, Nangolo Mbumba; y Zambia, Hakainde Hichilema, entre otros líderes y representantes.
"Es esencial un proceso de diálogo inclusivo e integral para reforzar los mecanismos de seguridad que salvaguarden los derechos humanos y la dignidad de las comunidades afectadas", aseveró Mnangagwa.
El dirigente hizo esas declaraciones después de que Angola, que forma parte de la SADC y actúa como mediadora en el conflicto, anunciara anoche que el Gobierno de la RDC y el M23 iniciarán el próximo 18 de marzo negociaciones directas de paz en la capital angoleña, Luanda.
Los líderes de la SADC también planean revisar en la cumbre "el mandato" de su misión de mantenimiento de la paz en el este congoleño, conocida por las siglas de SAMIDRC.
La muerte a finales del pasado enero de 14 soldados sudafricanos de la misión desató críticas y llamamientos en Sudáfrica para la retirada de sus tropas, a lo que Ramaphosa respondió en febrero que la presencia de sus soldados era una "prueba" de su "compromiso continuado" con la resolución del conflicto.
"Insto a todos a que entablemos un diálogo constructivo mientras formulamos planes prácticos que reflejen nuestro compromiso con la paz", concluyó Mnangagwa este jueves, antes de iniciar la reunión a puerta cerrada.
El M23, que cuenta con apoyo de Ruanda -según la ONU y países como EE.UU., Alemania y Francia-, controla las capitales de las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur, fronterizas con Ruanda y ricas en minerales como el oro o el coltán, fundamental en la industria tecnológica y en la fabricación de teléfonos móviles.
El número de muertos por el conflicto en la capital de Kivu del Norte, Goma, y alrededores superó los 8.500 desde el pasado enero, según detalló a finales de febrero el ministro congoleño de Salud Pública, Samuel Roger Kamba.
En esa provincia se reanudó la actividad armada del M23 -grupo formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994- en noviembre de 2021 con ataques relámpago contra el Ejército congoleño.
Desde entonces, ha avanzado por varios frentes, lo que ha elevado los temores a una posible guerra regional.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco).