El vicepresidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Alta estadounidense, el senador demócrata Mark Warner, consideró que el episodio fue un ejemplo "de comportamiento negligente, descuidado e imprudente" que puso en riesgo vidas estadounidenses, y preguntó directamente a la directora nacional de Inteligencia, Tulsi Gabbard, si participó en el mencionado chat.
Gabbard replicó que "no va a entrar en detalles" porque lo sucedido "está bajo revisión", e insistió en que nada de lo que se intercambió en ese chat, al que tuvo acceso el director editorial de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, fue información protegida y quiso subrayar la diferencia entre filtraciones maliciosas y las accidentales.
Por su parte, el director de la CIA, John Radcliffe, admitió al ser preguntado por Warner que sí participó en el chat bajo las siglas "JR".
"Mis intercambios en Signal fueron totalmente permitidos y legales y no se compartió nada clasificado", aseveró Radcliffe, a lo que Warner le instó a él y a Gabbard, que supuestamente también participó en el intercambio de mensajes, a que compartan todo lo dicho en ese chat ya que, según ellos, no había información clasificada.
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En el artículo publicado el lunes por Goldberg se detallan paso por paso –sin desvelar información que considera confidencial o que puede afectar tareas de espionaje e inteligencia– los cuatro días que pudo leer el debate entre los más altos funcionarios del Gobierno sobre un ataque que según los rebeldes hutíes yemeníes causó 53 muertos y 98 heridos.
Goldberg entró el 11 de marzo en un chat en la aplicación de mensajería encriptada Signal, a invitación de una cuenta que tenía el nombre del asesor de seguridad de la Casa Blanca, Mike Waltz, en un grupo de 18 personas en el que aparentemente aparecían figuras clave como el vicepresidente, JD Vance, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, o el de Estado, Marco Rubio, además de Gabbard o Radcliffe.
