Este martes no hay informativos ni en televisión ni en radio, vacíos que se cubrirán con documentales y series, mientras que mañana, miércoles, tampoco habrá prensa escrita en el país heleno.
La Unión de Periodistas de Medios Digitales también participa en el paro laboral, si bien algunos portales no se han sumado y siguen informando hoy.
Se trata de la tercera huelga del sector en menos de dos meses, después de las del 18 de febrero y 11 de marzo.
Los periodistas declaran en su llamamiento su "compromiso inquebrantable" con una lista de demandas para el sector que han presentado en el marco de sus negociaciones con la patronal.
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Estas demandas incluyen la firma de convenios colectivos laborales con el fin de "poner fin al secuestro que suponen los contratos individuales", insuficientes para proteger a los periodistas de abusos por parte de los empleadores, y la introducción de un salario bruto mínimo de 1.250 euros en todos los medios de comunicación.
El salario mínimo interprofesional en Grecia es actualmente de 880 euros mensuales.
Por otra parte, se piden medidas de apoyo a la prensa escrita para salvar puestos de trabajos y reformas para frenar "la excesiva concentración" de los medios en manos de unos pocos empresarios.
Además, los trabajadores exigen la firma de un acuerdo que proteja a los medios de las denominadas ‘demandas estratégicas contra la participación pública’, conocidas como ‘SLAPP’, consideradas un uso abusivo de los mecanismos judiciales para acallar al periodismo crítico.
Con este paro los periodistas muestran su apoyo a la huelga general de 24 horas convocada por los principales sindicatos del país, GSEE y ADEDY, convocada para mañana, miércoles, cuya demanda principal es el aumento de salarios y medidas contra el encarecimiento.
El último informe anual de Reporteros Sin Frontera (RSF) colocó a Grecia por tercer año consecutivo en el último puesto entre los países de la Unión Europea (UE) en cuanto a libertad de prensa, en el lugar 88 entre los 180 países analizados.
La mala calificación de Grecia se debe, entre otros factores, a un escándalo de escuchas a políticos y periodistas en 2022 por parte de los servicios secretos, un ente bajo control directo de la oficina del primer ministro, el conservador Kyriakos Mitsotakis.