La Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) atribuyó el retroceso a la escasez de lluvias y a las altas temperaturas en el centro y sur del país, la principal región productora, así como al impacto negativo de las quemas en cañaverales.
Con la caída en la producción de caña, también disminuyó un 3,4 % interanual la del azúcar, que se situó en 44 millones de toneladas.
En cuanto a las exportaciones, estas se mantuvieron estables y Brasil se consolidó como el mayor suministrador mundial de azúcar, con 35 millones de toneladas y una facturación de 16.700 millones de dólares.
Por otra parte, la fabricación de etanol creció un 4,4 % respecto al ciclo anterior hasta alcanzar los 37.200 millones de litros, aunque la subida se debió principalmente al avance del biocombustible producido a partir del maíz y no de la caña de azúcar.
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Pese al aumento de la producción, las exportaciones de etanol cayeron un 31 % anual hasta los 1.700 millones de litros.