Cuando un japonés se casa con un extranjero, en el registro familiar se incluyen datos como la nacionalidad del cónyuge, que hasta ahora debía ser el nombre de un país, lo que obligaba a los taiwaneses a quedar registrados como chinos bajo este sistema.
Tras la revisión de la ordenanza pertinente del Ministerio de Justicia para permitir la inclusión de Taiwán en el listado, el registro familiar se alinea con los registros de residencia, que cuentan con un sistema similar y sí permitían esta opción.
En virtud de la nueva normativa, los taiwaneses que registraron previamente su lugar de origen como China al casarse o naturalizarse japoneses podrán cambiarlo por Taiwán, de acuerdo al ministerio.
La medida ha sido bien recibida por la isla autónoma, pero criticada por Pekín, que considera a Taipéi una parte inalienable de su territorio, una provincia díscola que debe recuperar.
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Taiwán ha afirmado que las descripciones "correctas" en los registros familiares japoneses ayudarán a proteger los derechos e intereses de los taiwaneses en el archipiélago.
El Ejecutivo japonés tomó la decisión de adoptar el cambio en parte para evitar cualquier confusión asociada con el matrimonio o el divorcio entre japoneses y extranjeros, en los que puede ser competente no sólo la legislación nipona, sino la del país o región de origen de la otra parte involucrada.
Las peticiones para que Japón aceptara la inclusión de Taiwán argumentaban, además, que el país ya permite un caso excepcional similar con la inscripción en estos documentos de Palestina.
Japón reconoció a la República Popular de China como el único gobierno legítimo de China en un documento conjunto que se remonta a 1972, cuando ambos países normalizaron sus relaciones diplomáticas y Tokio rompió relaciones con Taiwán.
Desde entonces, Japón ha adoptado la postura oficial de respetar las reivindicaciones de Pekín sobre la isla, aunque mantiene al mismo tiempo intercambios no gubernamentales con Taipéi.
