Se trata de una propuesta de diálogo político lanzada junto con Brasil, China, Francia Jordania, Sudáfrica y Kazajistán frente a la multiplicidad de conflictos que existen actualmente en el mundo y sus "catastróficas" consecuencias, que impactan directamente en las poblaciones civiles, explicó Droege.
La alta funcionaria del CICR discutió esta semana en Brasilia la llamada Iniciativa Global por el Derecho Internacional Humanitario con delegaciones de 18 países latinoamericanos y encontró un total apoyo para un debate sobre la necesidad de recuperar el espíritu que llevó a las Convenciones de Ginebra.
Esos tratados renovados en 1949 sentaron las bases del derecho internacional humanitario moderno, establecieron garantías para la protección de los civiles y fueron suscritos por todos los países miembros de la ONU.
Los blancos civiles, un fenómeno creciente
Pero los bombardeos a hospitales, escuelas, barrios densamente poblados o símbolos religiosos, entre muchos otros blancos civiles, son recurrentes en la mayoría de los 130 conflictos que existen hoy en diversos lugares del planeta.
Según Droege, eso ocurre tanto en Gaza como en Sudán y en muchos otros casos, pese a que "los Estados han asumido la responsabilidad de respetar y hacer respetar el derecho humanitario".
En opinión de la directora jurídica del CICR, "la única solución para contener esas violaciones del derecho internacional humanitario es llegar a un nuevo compromiso político" en el ámbito global.
"Debe ser una decisión política que involucre a los Estados que son parte de conflictos, pero también a sus aliados, a sus amigos, que muchas veces les dan apoyo político y económico o transfieren armas", indicó sin citar ningún conflicto en particular.
La Iniciativa Global por el Derecho Internacional Humanitario fue presentada a mediados de 2024 y trabaja con un horizonte de diálogo que debería llevar a una cumbre sobre el asunto en 2026.
Un diálogo global con el multilateralismo en jaque
Droege admitió que el debate ha sido planteado en momentos en que el sistema multilateral ha sido puesto en jaque por algunas de las mayores potencias mundiales.
Sin embargo, se mostró optimista en relación a este proceso y lo justificó en el hecho de que, desde el año pasado, ya se han sumado a la iniciativa unos 75 Estados y un total de 130 han participado de alguna manera en los debates.
Entre los que han adherido, figuran algunos Estados directamente implicados en conflictos de diversa naturaleza, entre los que citó a Ucrania, Palestina, Etiopía y Colombia.
"Lo que oímos de los Estados es que la mayoría quiere un mayor respeto al derecho internacional humanitario y una interpretación que realmente proteja a las sociedades, a las infraestructuras, a los hospitales", declaró con cierto énfasis en ese último punto.
"Un Estado que ataca un hospital debe dar un aviso previo y eso muchas veces no pasa", lo cual impide la necesaria evacuación de enfermos y del propio personal médico, explicó Droege, quien afirmó que, en el caso de Gaza, "muchos pacientes murieron en el camino hacia otro hospital".
La respuesta judicial y los recortes a la ayuda humanitaria
Droege valoró la respuesta dada en muchos casos por tribunales internacionales y hasta por cortes nacionales, aunque reconoció que no siempre es efectiva.
No obstante, manifestó su preocupación por el hecho de que una justicia más activa en los ámbitos nacionales e internacionales es reflejo del creciente irrespeto al derecho humanitario.
"La solución es que haya menos violaciones y, sobre todo, menos conflictos", enfatizó.
Otro foco de incertidumbre es el recorte de la financiación a los organismos humanitarios anunciado por diversos países, pero sobre todo por Estados Unidos, el mayor donante a nivel global.
"Menos ayuda humanitaria complementada con un desinterés por el cumplimiento del derecho internacional humanitario es la tormenta perfecta", resumió.