Son datos de la asociación Son Nuestros Hijos, que este sábado junto con la Red Latina de Investigadores en Biotecnologías Reproductivas (REDLIBRE) ha reunido por primera vez en el II Congreso Internacional a familias, mujeres gestantes y adolescentes nacidas por gestación subrogada.
Un evento al que han acudido más de 200 personas, según los organizadores, y cuyo objetivo "derribar prejuicios y fomentar un debate informado sobre la gestación por sustitución", señala el portavoz de la asociación, Eduardo Chaperón, a EFE tras lamentar que el actual gobierno de coalición haya derogado la norma que permitía inscribir a los niños nacidos por gestación subrogada en los consulados de EEUU.
Esta práctica no permitida en España sí está regulada en países como Estados Unidos, Canadá, Irlanda, Dinamarca, México o Grecia, que han avanzado hacia regulaciones que priorizan los derechos de las gestantes y los menores.
En España, la Ley 14/2006 declara nulos los contratos de gestación por sustitución, y la reciente reforma de la ley del aborto la califica como "explotación reproductiva", recuerda Chaperón.
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El mensaje que se ha transmitido por los participantes en el congreso es que el motivo económico no es el objetivo de esta técnica de reproducción asistida.
Mary Ellen Osborne, técnico en Disney Florida, se enteró que fue adoptada con 17 años y tenía claro que quería una gran familia. A partir de su cuarto hijo decidió "ayudar" a otras personas a lograr crear una familia y relata que los requisitos que pasó no fueron fáciles.
"Lo mas importante es ser conscientes del proceso" señala sentada a lado de su hija Fiorella, gestada por ella para una pareja francesa y que estuvo durante 18 años sin poder ser inscrita como hija de sus padres por falta de regulación en Francia.
Violet y Ginger son dos adolescentes gemelas que coinciden en que "hay personas que quieren tener una familia feliz".
"Nunca sobra gente que te quiera", afirma Fiorella, que se siente orgullosa y feliz de tener dos familias, su madre gestante y sus padres adoptivos o incluso biológicos, mientras Nancy, otra mujer gestante estadounidense, insiste en que "es normal que se compense económicamente, pero lo más importante es hacerlo por el deseo de ayudar a otros".
Eduardo Chaperón ha tenido dos hijas con su pareja a través de la misma gestante y deja claro que se decidió porque lo primero que le dijeron es que "lo que iban a recibir era el mayor regalo del mundo".
Lo cierto es que en EEUU se necesita un presupuesto elevado para poder acometer este proceso, que puede llegar hasta los 200.000 euros, frente a un coste menor, por ejemplo en Colombia.
La horquilla económica es muy amplia y puede ir desde los 20.000 hasta los 200.000 euros.
Edu y Sergio, periodistas de 43 y 39 años, tienen dos niñas nacidas en Colombia, de 8 meses y 3 años, y con una sonrisa de oreja a oreja cuentan a EFE que no podían costearse este proceso en EEUU. Recuerdan que no se puede "criminalizar a los países latinos" porque "las gestantes están súper bien cuidadas, los procesos son súper respetuosos y ellas están muy informadas".
De hecho, algunos análisis realizados por asociaciones de gestación subrogada señalan que las mujeres gestantes tienen un nivel económico por encima de la media en su país.
"Hay casos de famosas millonarias que han llevado a cabo la gestación subrogada", recuerda Eduardo que reconoce que hay unos gastos que deben ser compensados cuando se quieren tener buenas garantías.
No obstante, no siempre ocurre así y por ello las asociaciones y agencias involucradas en estos procesos urgen regular bien para asegurar que se hace por un buen motivo.
El proceso que puede durar dos años es complicado, porque las familias que acuden a mujeres gestantes no tienen opción de elección y es la gestante la que elige en muchos casos a la pareja tras pasar una serie de entrevistas y ver si hay coincidencias.
Son miles las familias españolas, el 60 % homosexuales y monoparentales y un 40 % heterosexuales, las que optan por esta vía a través de agencias que buscan mujeres gestantes adecuadas a su perfil psicosocial e incluso económico en EEUU, donde la seguridad jurídica es mayor.
